El Esplendor del Gótico: Estructura, Forma y Expresión Artística

Arquitectura Gótica: Elementos y Características

Elementos Sustentantes

Se encargan de sujetar la bóveda tanto en el interior como en el exterior. En el interior, los pilares son los que reciben en sentido vertical el peso de la bóveda. En el exterior, y en sentido lateral, los arbotantes son los que conducen el peso hacia los contrafuertes.

Los Pilares

El peso de la bóveda, conducido por los nervios, converge en cuatro puntos clave: los pilares. Al pilar se le adosan, como se ha mencionado, columnillas que son la continuación de los nervios y que ayudan a llevar el peso de la bóveda. A medida que aumenta el número de nervios, el pilar se complejiza y las columnillas se vuelven más esbeltas. Estas columnillas cuentan con capitel y basa, aunque el capitel tiende a desaparecer, siendo sustituido por una moldura horizontal.

Arbotantes y Contrafuertes

Los arbotantes son arcos que transmiten los empujes de la bóveda hacia los contrafuertes exteriores, logrando el equilibrio estructural. Para ilustrarlo, si comparamos una catedral gótica con una tienda de campaña, los arbotantes equivaldrían a las cuerdas o vientos laterales. Gracias a los arbotantes se pueden construir naves más altas. Generalmente, conducen el peso de la nave central hacia los contrafuertes exteriores, “sobrevolando” las naves laterales. Estos arbotantes a menudo se aprovechan también como canales para desaguar el agua de lluvia de los tejados; un canal en su parte superior expulsa esta agua a través de gárgolas o figuras monstruosas.

Los contrafuertes son machones de piedra macizos que se colocan en el muro exterior para recibir el peso de la bóveda central a través de los arbotantes, siendo uno de los elementos constructivos más característicos del Gótico. A menudo se les corona con un pináculo o cuerpo piramidal que, además de su función decorativa, por su peso sirve para consolidar el contrafuerte. Si observamos, nos daremos cuenta de que la combinación de nervios, pilares, contrafuertes y arbotantes conforma un esqueleto de piedra que proporciona estabilidad al edificio. El resto (plementos de la bóveda, muros) son simples cerramientos de los cuales se puede prescindir (al menos de los muros), permitiendo la apertura de grandes ventanales que otorgan una gran luminosidad al interior.

La Planta

En general, la planta de una catedral gótica evoluciona con el tiempo. Inicialmente, se parte de la planta de cruz latina, similar a la románica, como se aprecia en la Catedral de Laon (Francia). Progresivamente, ya en el siglo XIII, las plantas se modifican hasta que el transepto o brazo del crucero se sitúa en el centro de la nave (Catedral de Chartres), aunque las dimensiones y el protagonismo de este brazo tienden a reducirse o incluso a desaparecer (Notre-Dame de París, Catedral de Toledo, etc.). En todas estas construcciones, es de destacar la importancia de la girola o deambulatorio, herencia de las iglesias de peregrinación románicas, y cómo la forma semicircular de esta superficie se cubre eficazmente con la bóveda de crucería, que se adapta a su forma. A finales del siglo XV y principios del XVI, las girolas desaparecen y las iglesias adoptan una forma rectangular, como se observa en la Catedral de Sevilla.

El Alzado

El interior de una catedral gótica se divide claramente en varios niveles de altura. En las primeras catedrales góticas (como Laon) aparecen hasta cuatro niveles o pisos; con el Gótico clásico del siglo XIII, estos se reducen a tres; y ya en los siglos XIV, XV y XVI, a solo dos pisos (Catedral de Segovia).

  • El nivel inferior corresponde a los arcos formeros y pilares que dan acceso a las naves laterales, las cuales son mucho más bajas que la nave central.
  • El segundo nivel coincide con el triforio, una galería estrecha que permite el paso de una persona y cuenta con ventanas para la iluminación del edificio; la tribuna románica, como se observa, ha desaparecido.
  • El tercer nivel lo constituyen los grandes ventanales abiertos justo debajo de la bóveda; estos suelen dividirse en dos ventanas más un rosetón, y están cubiertos con vidrieras o pinturas sobre vidrio que permiten el paso de la luz y protegen el interior de las inclemencias climatológicas, creando a la vez efectos de colorido e iluminación mágicos cuando el sol penetra a través de ellas. En este último caso, los muros han desaparecido totalmente.

La Fachada Principal

De todas las partes exteriores de las catedrales, la fachada occidental es la que concentra la máxima atención del edificio, siendo la entrada principal a la casa de Dios. A menudo, esta fachada nos revela la organización interior de la iglesia; consta, normalmente, de tres portadas abocinadas, siendo la central más alta que las laterales, lo cual es un reflejo de la disposición interna donde las naves laterales son más bajas que la central. Sobre ella se coloca un gran rosetón circular con vidrieras que subraya su protagonismo. En un nivel superior, encontramos una galería de esculturas que hacen referencia a personajes políticos, históricos o religiosos. A los lados de la fachada, suelen erigirse dos torres rematadas con agujas que subrayan la verticalidad del edificio; entre ambas, la parte central del conjunto suele rematarse en un triángulo. Desde el punto de vista decorativo, encontramos esculturas adornando las portadas (en jambas, tímpanos, dinteles y arquivoltas) que responden a un complejo programa temático: la vida de Cristo, de la Virgen, de los santos, etc.

Características Generales de la Arquitectura Gótica

El Sistema de Equilibrio

En el Gótico, los pilares continúan sujetando la bóveda en sentido vertical (como en el Románico); sin embargo, en sentido lateral, son los arbotantes los que conducen el peso de la bóveda central hacia los contrafuertes, sin que intervengan las bóvedas de las naves laterales ni los muros exteriores. Esto tiene una consecuencia lógica en el espacio interior: las naves pueden ser anchas, ya que no se requiere que sean estrechas y sólidas porque no tienen que sujetar la bóveda central, la cual, por cierto, es mucho más ligera al no ser de medio cañón. El edificio crece en altura, anchura y longitud, creando interiores espaciosos y diáfanos.

El Predominio del Vano sobre el Macizo

El muro pierde en el Gótico su función sustentante; el peso de la bóveda recae realmente en los contrafuertes, por lo que el muro solo tiene una función de cerramiento, de delimitar el espacio. Se puede abrir en él un gran número de ventanas, algunas de gran tamaño; la consecuencia inmediata de esto es la gran luminosidad del interior, en contraste con el de una iglesia románica. Pero si en el Románico la pintura se distribuía sobre los muros, ahora en el Gótico esta se desarrolla en las vidrieras de esos enormes ventanales y rosetones, y al filtrarse la luz a través de ellas, se crean efectos mágicos de luminosidad.

Verticalidad y Ascensionalidad

Al adentrarnos en una catedral gótica, lo primero que llama la atención es que todos los elementos constructivos dirigen nuestra mirada hacia lo alto. Esto se aprecia en los pilares y las columnillas adosadas que se continúan en los nervios de la bóveda, los cuales se encuentran, por cierto, a una gran distancia del suelo; todo parece ascender. Al salir al exterior, esa verticalidad se ve subrayada por los contrafuertes con sus pináculos, las torres de la fachada occidental que terminan en agujas de piedra, los gabletes o triángulos que se colocan en las arquivoltas de algunas catedrales, el crucero en el exterior, etc. Esta verticalidad, unida a la luminosidad, son las características básicas del sistema gótico. Pero esta verticalidad no se debe solo a una mayor pericia técnica; es fruto de la espiritualidad y de la nueva concepción del mundo. El hombre gótico busca acercarse a Dios, un Dios más humano y próximo, no un Dios implacable que inspira temor como en el Románico.

La Escultura Gótica

Características Estéticas

En general, podemos afirmar que la escultura gótica es un fiel reflejo de una visión del mundo que ha cambiado significativamente con respecto a la románica. Sin embargo, que muchas cosas hayan cambiado no implica que otras muchas no se conserven. De hecho, en muchos aspectos, la escultura gótica es la evolución de la románica, sin la cual no habría surgido; por ello, al estudiarla, es inevitable la comparación entre ambos estilos medievales.

El Naturalismo

Si la escultura románica se caracterizaba fundamentalmente por representaciones alejadas de la realidad (antinaturalismo), en el Gótico se busca todo lo contrario, y la escultura es tremendamente naturalista. Dentro del naturalismo, podemos distinguir dos vertientes: el que copia las cosas con un realismo total y el que intenta superar la realidad embelleciéndola. Precisamente, ese naturalismo idealizado es una de las características más importantes de la escultura de este periodo. El naturalismo gótico hace que, al representar los pliegues de un vestido, estos no aparezcan de manera geométrica o rígida, sino creíble; que cuando se representa un motivo vegetal, este ya tenga relación con la realidad y se pueda identificar en el entorno natural. Así podríamos enumerar muchos más ejemplos. Las figuras están cada vez más dotadas de volumen; esta volumetría realza el aspecto naturalista y aleja a la escultura de la planitud de la plástica románica. De la misma manera, desaparecen las deformaciones expresivas del Románico y la isocefalia.

La Humanización

Esta característica está muy relacionada con la idea anterior. En el Gótico, el hombre adquiere una importancia mayor que en el Románico; Dios sigue siendo el centro de todo, pero el ser humano cobra una gran relevancia y, en la etapa posterior (Renacimiento), se convertirá en el eje principal. La representación de la figura humana se aproxima más a lo natural, dejando atrás las representaciones desproporcionadas de la plástica románica. Podemos afirmar que todo el largo periodo gótico es un camino hacia el realismo, hacia la representación perfecta del cuerpo humano. Esto se logrará plenamente en el Renacimiento, pero la frontera entre las últimas obras góticas y las primeras renacentistas es muy difusa.

La Independencia del Marco Arquitectónico

Si en el Románico todas las obras figurativas (escultura y pintura) estaban subordinadas al marco arquitectónico, en el Gótico la escultura adquiere un desarrollo pleno. Ya no tiene que adaptarse al espacio que la arquitectura deja; la arquitectura, más bien, les otorga realce. Con frecuencia, a las figuras se les coloca un dosel, que no es sino un elemento decorativo arquitectónico para subrayar su importancia. Que la escultura no esté subordinada al fondo arquitectónico no significa que no tenga relación con este; se llega a un equilibrio en el que ambas artes se complementan, pero la escultura siempre tendrá a la arquitectura como referencia. En las portadas, sin embargo, la dependencia arquitectónica es mucho más evidente.

La Antigüedad como Fuente de Inspiración

Si ya en el Románico se observaba que los contactos con la escultura antigua no se habían perdido totalmente, estos se intensifican durante el periodo gótico; es decir, en este aspecto se produjo un renacimiento de la escultura clásica antes del Renacimiento. Los ideales de naturalismo, belleza, humanismo, etc., son comunes con la estatuaria clásica. Así, el escultor gótico busca estos modelos clásicos con afán, y en algunos lugares su influencia es muy clara, como en la Visitación de la fachada principal de Reims, donde los personajes parecen senadores romanos con sus togas. Esta influencia clásica será muy intensa en Italia, donde los sarcófagos romanos son más abundantes, y en escultores como Nicola Pisano, que trabaja en el siglo XIII, dicha influencia será determinante.

La Pintura Gótica

Para estudiar la pintura gótica, debemos tomar como referencia algunas de las características que observamos al analizar la escultura. Se aprecia una evolución desde un naturalismo próximo a lo románico hasta el realismo de finales del siglo XV.

Características Estéticas

Como se ha mencionado anteriormente, no incidiremos con detenimiento en las características que la pintura gótica tiene en común con la escultura; haremos solo un breve repaso.

Características Comunes con la Escultura

Entre estas, destacan el naturalismo y la humanización. En cuanto a la Antigüedad como modelo, que observábamos en la escultura, podemos decir que, con respecto a la pintura, no quedaban modelos en los que inspirarse directamente. La referencia no fue en un principio la pintura, sino la escultura clásica, y se buscó la independencia de la influencia bizantina que tanto había marcado la pintura románica.

La Creación de un Marco Real

La búsqueda de un creciente realismo lleva a la pintura a intentar recrear el espacio donde vive el ser humano, un marco creíble en el cual se desenvuelven las figuras. Hasta entonces, la pintura no se había preocupado de captar los detalles que rodean al ser humano: casas, montañas, ríos, naturaleza, etc. Los fondos se representaban de un solo color o bien en franjas, como se observaba en el Románico; en el mejor de los casos, aparecía de manera ingenua algún detalle esquemático. La representación de un marco creíble se produce en el siglo XIV, pero sobre todo en el XV, y se consolida en dos centros pictóricos de primer orden: Italia y Flandes. Con esta preocupación por el marco que rodea al ser humano, se llega a crear un nuevo género pictórico: el paisaje.

La Captación de la Profundidad

En la búsqueda de hacer más creíble el entorno en el que se desarrolla la vida del ser humano y para lograr un mayor realismo, se llega a representar en pintura la idea de profundidad, es decir, a captar la tercera dimensión. Sabemos que las dimensiones físicas de una pintura son dos (alto y ancho); sin embargo, a través de determinados artificios, se logra captar la tercera dimensión: la profundidad. Esto se logra de manera más o menos intuitiva; ya en una etapa posterior (Renacimiento), se elaborará toda una teoría científica para conseguirla. Uno de los artificios utilizados es la colocación de los personajes: al situar los del primer plano un poco más grandes que los del segundo, se consigue esa idea de profundidad. El pintor se da cuenta de que, si se sombrean las figuras, se crea la sensación de volumen, es decir, se rompe con la planitud y se logra también esa tercera dimensión. Algunos artistas colocan objetos en el suelo para lograr el efecto óptico de profundidad: jarrones, bancos, etc. La captación de la tercera dimensión se logra en Italia en el siglo XIV (Giotto) y en la pintura flamenca del siglo XV (Van Eyck, etc.).

Características Técnicas

Las Nuevas Técnicas

Sabemos que, para que los pigmentos se apliquen sobre un soporte, necesitan de una sustancia que se mezcle con ellos, es decir, de un aglutinante; según la naturaleza de este aglutinante, tendremos una técnica u otra. A continuación, exploraremos las técnicas más frecuentes de la pintura gótica.

Si pensamos en el sistema constructivo gótico, quizás nos vengan a la cabeza las vidrieras, cuya presencia es posible gracias a la ausencia de muros. Estas vidrieras están formadas por un gran número de pequeños trozos de vidrio que se obtienen soplando el vidrio fundido (mezcla de sosa y sílice); dado que su tamaño nunca es de grandes dimensiones, necesitan del plomo para unir todos esos trozos, formando figuras o escenas de gran luminosidad.

Otra de las técnicas más usuales es el temple, es decir, los pigmentos se mezclan con huevo para su fijación sobre la tabla; aporta brillo y permite un trabajo no demasiado rápido. En Italia también se utiliza el temple, pero recordemos que allí tiene mucha importancia la pintura mural (al fresco); gran parte de la obra de Giotto se desarrolla con esta técnica.

Pero la gran revolución desde el punto de vista técnico es el descubrimiento del óleo, que se produce de la mano de los Van Eyck en Flandes. El pigmento se mezcla con aceite; su secado es muy lento y permite trabajar con un gran número de detalles muy minuciosos (esta característica es una de las más importantes de la pintura flamenca). Además, aporta una gran luminosidad a la pintura y la posibilidad de representar transparencias (tejidos transparentes).

Los Soportes

Están estrechamente relacionados con las técnicas y muy determinados por ellas. En Italia, la pintura al fresco tiene una gran importancia debido a que los muros no perdieron su protagonismo desde el punto de vista arquitectónico, al no aceptarse plenamente el sistema constructivo europeo. La ausencia de arbotantes en las iglesias italianas impide que el muro se perfore para abrir ventanas, y sobre ellos sigue reinando la pintura mural.

La pintura al temple y al óleo se desarrolla sobre tablas; estas pueden ser frontales de altar, dípticos, trípticos, polípticos, etc., y retablos. En cuanto a los retablos, ya se abordó en el apartado de escultura su división en calles y cuerpos, su colocación y su función, etc. En pintura, todo esto sigue siendo igual y también cobran gran desarrollo en los siglos XIV y XV, continuándose en siglos posteriores.

Una gran novedad es la aparición del lienzo, del cuadro con marco. Sobre el lienzo se pintará al óleo, siendo Flandes su lugar de origen.