Evolución Biológica: Desde Lamarck y Darwin hasta la Hominización Humana

Teoría de la Evolución: Fundamentos y Precursores

El ser humano es el resultado de la dialéctica evolutiva que se da entre lo genéticamente innato y lo culturalmente aprendido.

Jean-Baptiste Lamarck y el Transformismo

Lamarck, en el siglo XVIII, fue el primero en aventurar la idea de que los seres vivos no siempre habían sido iguales. Se opuso al Fijismo, una teoría errónea que mantenía que las especies y géneros son fijos, es decir, que ni han ni van a sufrir cambio alguno.

Su nueva teoría, el Transformismo, explica que unas especies se originan a partir de otras como fruto de transformaciones anatómicas, pues según Lamarck, la función hace al órgano.

Charles Darwin y Alfred Russel Wallace

Charles Darwin recogió datos de su viaje por Sudamérica y las islas del Pacífico, entre 1831 y 1836. Estos datos le condujeron a establecer muchos rasgos en común entre las dos especies de pinzones de las islas Galápagos. Concluyó en que procedían de una única especie en común. Alfred Russel Wallace llegó a la misma conclusión y presentaron juntos la nueva teoría.

El Origen de las Especies (1859)

Publicada por Darwin en 1859, desató una fuerte polémica porque cuestionaba el origen divino de la creación del mundo. La obra fue más importante que la revolución astronómica de Copérnico y que la mecánica de Galileo y Newton.

Principios Fundamentales de la Teoría de la Evolución

La teoría de la evolución se basa en los siguientes pilares:

  1. Todos los seres vivos tienen un origen en común: Todos están emparentados entre sí porque descienden de la primera forma de vida de la que se generaron lentamente todas las demás.
  2. Las especies evolucionan: Las especies aparecen, se extinguen y cambian constantemente, pero nosotros no podemos constatar esos cambios que se producen a muy largo plazo.
  3. Gradualismo: El proceso de cambio es progresivo y no hay saltos repentinos ni discontinuos.
  4. La Selección Natural: Se trata del gran descubrimiento de Darwin y Wallace, y es el mecanismo que produce la evolución. En cada generación nacen individuos con distintas características, lo que proporciona una variedad genética. Cada individuo lucha por sobrevivir, ya que su población aumenta en cada generación siempre en una proporción mayor que el alimento disponible. A ello se suma que unas especies deben luchar contra otras para asegurarse alimento y territorio, además de la lucha contra un medio ecológico en cambio constante al que han de adaptarse para no morir.

La Teoría Sintética de la Evolución (Neodarwinismo)

La perspectiva que actualmente se acepta es la teoría sintética, también denominada Neodarwinismo. Esta actualiza la teoría de la evolución de Darwin a la luz de los últimos avances genéticos. Esta teoría surgió en la década de 1940, cuando se unieron los trabajos de genética de Mendel a los de Darwin, ya que este desconocía el factor de la teoría mutacionista.

Hominización: El Proceso Evolutivo Humano

En este apartado nos centraremos en cómo la evolución afectó al ser humano. Humanos y chimpancés descienden ambos del simio. Para ver las características que nos diferencian de otros mamíferos, la antropogénesis se basa en la Hominización: proceso que permitió que la especie humana evolucionase desde sus primeros ancestros hasta el Homo sapiens.

Comienza con la aparición del primate. Estos nuevos mamíferos dormían de día y cazaban de noche. De estos heredamos la agudeza visual, las manos prensiles, los partos reducidos y la vida social compleja. Los chimpancés son los antecesores más cercanos a los homínidos, que se separan de estos hace 9 millones de años, dando lugar al Australopithecus. De estos surgieron especies como el Homo o el Homo sapiens.

Cambios Anatómicos Clave en la Hominización

El origen del ser humano comienza con un simio que sufre transformaciones y modificaciones en su cuerpo:

  1. Bipedestación

    Un cambio climático extremo hace 6 millones de años llevó a los homínidos desde el bosque hasta las planicies de la sabana africana. Para trasladarse por ella y atravesar los claros que ahora aumentaban, no era suficiente la locomoción arborícola, por lo que se vieron obligados a desplazarse usando las dos patas traseras. El cambio de hábitat también posibilitó que los que estuviesen más erguidos pudiesen ver mejor a sus depredadores y se desplazasen más rápido con menos esfuerzo. La postura bípeda fue el primer cambio.

  2. Encefalización (Desarrollo Cerebral)

    La bipedestación permitió el enrollamiento del cerebro y, por lo tanto, la Encefalización: el cerebro gana cada vez más volumen y más conexiones neurológicas. La fabricación de utensilios y la complejidad creciente de la vida social son factores clave para este crecimiento. La dieta también influyó en este cambio: al consumir carne, los homínidos dispusieron de energía sobrante que permitió que el cerebro trabajase más y aumentase de tamaño.

  3. Reducción de la Mandíbula

    Paralelamente, las dimensiones de la mandíbula se redujeron debido a una mutación en el gen que daba lugar a la masa muscular que la unía al cráneo. Así, los músculos masticatorios se anclan en la parte superior del cráneo. Por ello, el crecimiento del cráneo y el del cerebro que está en su interior se interrumpe en todos los primates, salvo en nuestro caso. De ahí que el ser humano tenga una mandíbula más pequeña y un cráneo mayor al no disponer de esta fuerte musculatura.

  4. Acortamiento de la Mano y Pulgar Oponible

    Esta parte del cuerpo es mucho más corta que la de otros primates; la proporción de la palma y de los dedos se acortó. Sin embargo, el pulgar se alargó y adoptó una posición opuesta a la de los dedos. Al liberarse la mano gracias a la bipedestación, los cambios evolutivos hicieron posible una manipulación más fácil que solo podía lograrse acortando la mano y alargando el pulgar.