La Gran Depresión de 1929 y el Colapso de la República de Weimar

El Crack de 1929 y la Gran Depresión Global

El Crack del 29 fue la mayor crisis económica jamás conocida, estallando el 24 de octubre de 1929. En esta fecha, la bolsa de valores de Wall Street sufrió una caída catastrófica en sus precios. Este evento provocó la ruina de numerosos inversores, tanto grandes hombres de negocios como pequeños accionistas, y conllevó el cierre masivo de empresas y bancos, dejando en el paro a millones de ciudadanos.

El problema no se limitó a Nueva York; se trasladó a casi todos los países del mundo como un efecto dominó, afectando tanto a naciones desarrolladas como a aquellas en vías de desarrollo. Europa, que aún se estaba recuperando de las consecuencias de la Primera Guerra Mundial, vio su situación empeorar drásticamente. Lo que comenzó como un simple descenso de las cotizaciones en la bolsa de Nueva York en el otoño de 1929, se convirtió, en poco tiempo, en la mayor crisis de la historia del capitalismo.

Causas Fundamentales de la Crisis de los Años Treinta

Los factores que causaron la Gran Depresión fueron:

  • La Sobreproducción: La producción industrial superó las necesidades reales del consumo. A partir de 1925, los stocks aumentaban a medida que las economías europeas se reconstruían.
  • El Desorden Monetario: Los problemas monetarios y financieros surgieron por la subida generalizada de los precios durante la guerra, las necesidades derivadas de las destrucciones y las dificultades de abastecimiento, junto con el aumento de la fabricación de moneda. Estos fueron los principales causantes de la inflación.
  • La Desigual y Relativa Recuperación Económica: Estados Unidos experimentó una clara recuperación, impulsada por el consumo de electrodomésticos y el automóvil. El resto de los países solo tuvo una ligera recuperación, lo que generó desequilibrios económicos y el estancamiento de los sectores industriales tradicionales.
  • La Especulación Bursátil: Fue la causa principal del crac de la Bolsa de Nueva York.

El Detonante: El Jueves Negro

Desde 1925, las cotizaciones de las acciones en la bolsa neoyorquina subían sin cesar, acumulando beneficios extraordinarios. La fácil obtención de créditos para comprar en la bolsa aumentó aún más la especulación, creando una diferencia creciente entre el valor de las acciones en la bolsa y la actividad real de las empresas, que era mucho menos boyante que su cotización.

Desde comienzos de 1927, el índice de la bolsa neoyorquina se fue estancando. En agosto de 1929, se tomó la determinación de subir el precio del dinero como forma de regular el crédito invertido en bolsa. El jueves 24 de octubre se puso a la venta un número muy elevado de acciones, lo que se tradujo en una caída abrupta de los precios, que continuó en los días siguientes. Muchos inversores intentaron vender sus acciones para devolver el dinero que habían pedido prestado, un proceso que acentuó la caída. El detonante de la crisis de 1929 fue, por tanto, el crash de la bolsa de Nueva York.

Extensión Global de la Crisis

El peso de la economía de los Estados Unidos en el resto del mundo hizo que la crisis se extendiera a partir de 1931. Los norteamericanos se vieron obligados a repatriar capitales, lo que motivó quiebras bancarias en Alemania y Austria, y tensiones en la economía británica. La caída de precios norteamericanos obligó a los países europeos a rebajar los suyos para hacerlos competitivos y dar salida a sus stocks. Sin embargo, el descenso del poder de compra de los Estados Unidos y su posterior proteccionismo cerraron aún más el mercado mundial.

En Europa y, en general, en el mundo, la crisis fue similar a la americana: desplome de las cotizaciones de Bolsa, descenso de los precios (sobre todo los agrícolas), caída de los créditos y de las inversiones, hundimiento de la producción industrial y aumento del paro.

Respuestas a la Crisis: El New Deal

En Estados Unidos, gobernaba el presidente Hoover, del partido republicano, quien consideraba que la crisis era pasajera y que no era necesaria la intervención del Estado para recuperar el equilibrio económico. Su pasividad fue pronto castigada. En las elecciones de 1932, los ciudadanos expresaron su indignación votando a favor del partido Demócrata, liderado por Franklin D. Roosevelt.

Una vez en el gobierno, Roosevelt aplicó un programa conocido como «New Deal». Este consistía en una serie de enérgicas medidas cuyo objetivo era poner nuevamente en marcha la economía y socorrer a los más necesitados:

  • Sector Agrícola: Se redujo la producción agrícola para permitir elevar los precios de las cosechas, aliviando la situación de los agricultores.
  • Empleo y Obra Pública: Para atacar la desocupación, se pusieron en marcha obras públicas (escuelas, calles y parques de recreación) que dieron empleo a muchos trabajadores. Además, se construyeron diques, centrales hidroeléctricas y complejos industriales para reactivar las economías regionales.
  • Regulación Laboral y Social: El Estado firmó acuerdos con empresarios y trabajadores para establecer precios máximos a los productos industriales y fijar salarios mínimos.
  • Derechos Laborales: En materia laboral, se legalizaron los sindicatos y se garantizó el derecho de huelga.
  • Seguridad Social: Se creó el seguro de desempleo, vejez y enfermedad, y se suprimió el trabajo infantil.

Las medidas adoptadas por Roosevelt aliviaron en parte la situación de los sectores más necesitados.

La República de Weimar: Fragilidad y Colapso

La abdicación del Káiser Guillermo II, el fin de la guerra y la desaparición del II Reich desembocaron en la creación de la República de Weimar.

Organización Política y Constitución

La República se organizó sobre la base de la Constitución de 1919, proclamada en Weimar, una de las más progresistas de la época. Establecía un parlamento de dos Cámaras y un régimen federal de carácter presidencialista que otorgaba al presidente, elegido por sufragio universal, especiales poderes para gobernar mediante decretos en casos de emergencia. De hecho, el papel del presidente representaba una auténtica alternativa de poder respecto al parlamento. La Constitución sancionaba, por otra parte, una serie de libertades y derechos de carácter social y económico que constituyeron un claro precedente al llamado «Estado de bienestar».

Dificultades y Desafíos

La República de Weimar se enfrentó a serias dificultades que finalmente precipitaron su desaparición en 1933:

  1. Polarización Política: Fueron los socialdemócratas, apoyados por los liberales y el centro católico, los que sacaron adelante la Constitución, mientras que la izquierda radical (Partido Comunista) y la extrema derecha la atacaron desde posturas contrapuestas.
  2. El Peso de las Indemnizaciones: La segunda dificultad que hubieron de encarar los gobiernos republicanos fue la cuestión de las indemnizaciones que Alemania estaba obligada a pagar a los vencedores de la Gran Guerra. Estas cuestiones, asociadas al fin de la guerra, recayeron sobre los primeros gobernantes republicanos, acusados por la derecha y los militares de haber traicionado al país, asestándole una «puñalada en la espalda».
  3. Pérdidas Territoriales: Alsacia y Lorena fueron transferidas a Francia, y una parte de Prusia fue adjudicada al recién creado estado de Polonia.
  4. Incapacidad para Generar Apoyo: Un sector de la clase obrera más radical, representada por el Partido Comunista (simpatizante con el izquierdismo bolchevique), acusó a los gobiernos republicanos de defender exclusivamente los intereses de la burguesía y protagonizó la Revolución Espartaquista en Berlín, capitaneada por Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht.

La Represión y el Ascenso de la Extrema Derecha

La Revolución Espartaquista fue duramente reprimida por el gobierno del presidente Ebert, quien se valió de la ayuda de antiguos militares imperiales y de grupos de extrema derecha, los «Freikorps». La República se derechizó y cada vez fue más tolerante con los sectores golpistas nazis, permitiendo actuar con relativa impunidad a las milicias paramilitares de las SA y las SS.

El desempleo se cebó en amplios sectores de la sociedad, alcanzando la cifra de casi 8 millones de parados en 1931, exacerbado por la Gran Depresión. El 30 de enero de 1933, Hindenburg nombró canciller a Hitler, quien poco tiempo después suprimió la democracia y, con ello, la República de Weimar.