Analítica Trascendental: La Labor del Entendimiento
Dar significado a los fenómenos y traducirlos a una serie de conceptos es la labor del entendimiento. Por tanto, el entendimiento también trabaja con dos elementos: por un lado, los fenómenos y, por otro, los conceptos. Los conceptos serían las ideas que surgen en la mente para unificar, ordenar y entender los fenómenos.
Esos conceptos pueden ser de dos tipos:
- Conceptos empíricos: Son los que surgen en la mente con ocasión de la experiencia. Por ejemplo, si voy observando desde mi niñez una serie de árboles, me iré fijando en sus características y rasgos hasta elaborar el “concepto de árbol”. Así surgen la práctica totalidad de los conceptos que los seres humanos poseemos, conceptos empíricos que nos sirven para comprender el mundo.
- Conceptos puros o categorías: Según Kant, estos no tienen un origen empírico, sino que proceden de nuestra mente (como sucedía con el espacio y el tiempo) y son fundamentales para comprender y estructurar la realidad. Esas categorías son doce (por ejemplo: unidad, pluralidad, negación, causalidad, necesidad…) y su uso es fundamental en el establecimiento de juicios y razonamientos.
Las categorías son conceptos que no adquirimos por la experiencia, pero cuyo uso es absolutamente necesario para comprenderla, clasificarla y analizarla de forma inteligible para la mente humana. Aceptar la existencia de las categorías supone aceptar que la mente no es una “hoja en blanco”, sino que viene equipada con un “software” para poder dar un sentido a la realidad circundante.
La Síntesis del Conocimiento
El entendimiento es, por tanto, la unión de los fenómenos más las categorías. Los fenómenos son la materia sobre la que trabaja el entendimiento, y las categorías son la forma que se aplica a esos fenómenos para darles un significado y elaborar el resto de conceptos empíricos. De tal modo, podríamos decir que “entender” es comprender el significado de los fenómenos que constituyen la realidad.
Si quisiéramos poner un ejemplo, podríamos decir que cuando la mente de una persona percibe mediante la sensibilidad un plátano con su color, forma y textura, y lo hace repetidas veces, puede acabar asignándole el concepto “plátano” o el concepto “fruta”. Esto significa que no solo percibe el fenómeno, sino que lo comprende o entiende (entiende qué es, cómo es, para qué sirve, cómo se come…).
Dialéctica Trascendental: Los Límites de la Razón
En el ser humano, la facultad de razonar implica reflexionar sobre la realidad partiendo de los conceptos que nos sirven para comprenderla y convertir esa reflexión en un conjunto de ideas que sirvan para dar un sentido a la realidad.
El problema de esas ideas es, según Kant, que carecen de un referente empírico, como el que poseen los conceptos con los fenómenos. La falta de este referente empírico es lo que hará imposible que la Metafísica pueda ser una ciencia, porque toda ciencia debe ofrecer conocimiento, pero no se puede ofrecer conocimiento sobre algo que no se puede experimentar.
Las ideas de la Metafísica, como Dios, alma o mundo, son ideas especulativas. Es decir, son ideas a las que nosotros damos un significado, pero un significado que no es posible determinar ni establecer con rigor porque no podemos contrastarlo con ningún dato empírico. No puedo contrastar el significado de Dios ni de alma; no tengo datos empíricos de lo que sea Dios, el alma o el mundo, pues no percibo ningún fenómeno correspondiente a esa idea.
El Uso Ilegítimo de las Categorías y el Noúmeno
Lo que la facultad de la razón hace es aplicar las categorías de forma ilegítima, porque aplica estos conceptos puros más allá de la experiencia. Sin embargo, las categorías solo adquieren sentido si las aplicamos a fenómenos de la experiencia. Si las usamos sobre el vacío, sobre ideas que no son más que fruto de la imaginación, entonces no se produce conocimiento, sino solo una “apariencia de conocimiento”.
En el fondo, lo que la Metafísica ha pretendido siempre es conocer el “noúmeno”, es decir, aquella realidad constituida por el “objeto en sí” que permanece enteramente desconocido para el sujeto. Si los referentes de la Metafísica son supuestos noúmenos (ya que, de hecho, no son fenómenos), nunca podrá ofrecer conocimiento, sino tan solo especulación. El ser humano está “condenado” a querer siempre ir más allá de sus límites, más allá de sus posibilidades de conocer; un intento comprensible pero imposible desde el punto de vista de la verdad.
La Metafísica como Disciplina Especulativa
Como de alguna forma ya había anticipado Hume, Kant dirá que la Metafísica no podrá nunca construir Juicios Sintéticos a priori, porque no es capaz de ofrecer información que amplíe nuestro conocimiento de la realidad. Es una disciplina especulativa, totalmente necesaria, pero que no podrá ser nunca una ciencia. Esa es la razón por la que la Metafísica lleva siglos enzarzada en los mismos debates desde la época de Aristóteles: porque es una teoría especulativa, no una teoría científica.
Para terminar, cabe decir que las ideas de la Metafísica (además de un significado en el campo de la moral) tienen un “uso regulativo” en el campo del conocimiento. El uso regulativo se refiere a que hay ideas que la mente utiliza para dar un sentido global a las percepciones y conocimientos adquiridos.