Crisis y Escisiones de la APA
Contexto Histórico: El Cordobazo y el Congreso Internacional de 1969
Unidad 5: Carpintero E. y otro
El “Cordobazo” fue un punto de inflexión. En poco tiempo, algunos analistas viajaron para participar en el Congreso Internacional de Psicoanálisis. Solo dos meses los separaban de los hechos de mayo, y sus efectos estaban presentes.
En el Congreso Internacional de 1969, intentaron discutir sobre la situación social en el mundo desde un reduccionismo psicoanalítico que dejaba a los analistas como meros observadores no participantes de los acontecimientos.
Esto no alcanzaba para algunos analistas. La reflexión psicoanalítica sobre estos temas eludía el compromiso social. Por eso, algunos se retiraron a discutir temas que quedaban fuera del programa oficial. Eran jóvenes psicoanalistas. Expresaron su desacuerdo con el congreso tachando la última “s” de la palabra “psicoanálisis” y poniendo en su lugar el signo del $. A estas reuniones se les llamó “contracongreso” y surgió el grupo que se denominó Plataforma Internacional. Bauleo y Kesselman se convirtieron en los miembros fundadores del grupo. Convocaron a encuentros para discutir los puntos acordados en el contracongreso: la formación, la institución y el papel de los psicoanalistas en la sociedad. La mayoría eran candidatos. Así nació Plataforma Argentina con 11 miembros de la APA en 1969.
La finalidad era ir consolidando una manera de pensar sobre estos temas. Los psicoanalistas que habían tenido inquietudes sociales en los años 60 tenían afinidad con este grupo.
Diferencias Ideológicas y el Rol de la FAP
Las posiciones ideológicas de estos analistas, en un momento de gran movilización social, encontraron un mejor lugar para su participación político-gremial dentro de la FAP (Federación Argentina de Psiquiatras, que, por lo tanto, también se encontraba conformada por miembros de la APA) que dentro de la APA. Mientras la APA no se comprometía políticamente, estos analistas sí lo hacían, y así fue como surgieron diferencias irreconciliables hasta llegar progresivamente a la ruptura.
Durante esos años, la FAP se sumaba a las luchas en defensa de la salud pública, apoyando las diferentes medidas de fuerza de la época. Si bien en un momento la FAP trató de que la APA siguiera su mismo pensamiento, la APA se negó, pues no podía ser identificada con una agrupación de carácter gremial y político.
El Surgimiento del Grupo Documento
Posteriormente, los reclamos comenzaron a centrarse en intentar modificar la estructura interna de la institución. Luego se integraron otros más y constituyeron el grupo Documento. Su principal diferencia con Plataforma se centraba en el intento de modificar la estructura verticalista y poco democrática de la APA, para que hubiera mayor posibilidad de intercambio en la misma. Cuestionaban el elitismo de la institución y así enviaron sucesivos documentos críticos exigiendo una mayor representación en las decisiones, como la convocatoria a elecciones (que les fue negada).
La Gran Escisión de 1971
- En 1971 se produjo la gran crisis del psicoanálisis argentino, con la separación de dos grupos de analistas de la APA por motivos puramente políticos (la primera de estas escisiones en el mundo): los grupos Plataforma y Documento, cuyos miembros renunciaron no solo a su afiliación a la APA, sino también a su rango en la IPA (Asociación Psicoanalítica Internacional).
- En ese momento, la crisis de la APA (y por extensión del psicoanálisis) fue vivida como parte de una crisis más aguda que vivía el país. “El conflicto que agita a la institución psicoanalítica” expresaba la revista cultural Los Libros, “parece ser un signo de la situación general que nos incluye a todos… los problemas que expone están vinculados al futuro de la cultura o sea al futuro político de todo el país”5. Lo que los disidentes intentaban hacer era rescatar la disciplina como una herramienta apta para ser puesta al servicio de la revolución por fuera de la institución oficial, a la que caracterizaban como portavoz de una forma burguesa de psicoanálisis.
- La intervención en la cosa pública propuesta por los analistas de Plataforma y Documento tenía que ver con un acercamiento del psicoanálisis al marxismo y con una práctica alternativa de la disciplina. Los psicoanalistas disidentes entraron en relaciones con intelectuales no psicoanalistas, a efectos de educarse en teoría marxista y otras corrientes en boga. Pero lo que ofrecían era su práctica y el involucrarse personal y políticamente con la causa revolucionaria. “El intelectualismo solo será superado en la medida en que los psicoanalistas sean capaces no solo de integrarse ellos mismos a otros intelectuales militantes, sino mezclarse con los sectores más explotados de la población para llevar a cabo juntos la lucha hasta el final”, proclamaba el “plataformista” Hernán Kesselman6.
- En otras palabras, desde el psicoanálisis no se ofrecían explicaciones ni soluciones a la situación que vivía el país, sino más bien se intentaba encontrar desde otras corrientes intelectuales soluciones y explicaciones a la crisis que vivía el psicoanálisis. Los psicoanalistas ofrecían su práctica al servicio de los sectores populares, al tiempo que buscaban ser aceptados en el universo de los intelectuales revolucionarios.
La Falta de Unidad y las Rupturas Separadas
En 1971, al regreso del XXVII Congreso Internacional de Psicoanálisis, Plataforma y Documento no pudieron unirse en una política común y fueron a la ruptura por separado con días de diferencia. Toda esa época estuvo atravesada en todos los niveles por divisiones y “narcisismos de las pequeñas diferencias“. La falta de unidad y la actitud fratricida también marcó el futuro de estos grupos. “Plataforma no quiso compartir con Documento ni con nadie la ruptura con la APA. Ellos iban a cambiar la historia del psicoanálisis”.
Declaraciones de Ruptura
Postura de Documento
Renuncia: “Dentro de la APA, los profesionales aceptan un papel sumiso, devastador. Durante años cumplen los ritos necesarios para escalar las diferentes categorías y llegados a la cima, hacen cumplir rigurosamente las mismas etapas a los que vienen atrás… queremos salvar al PSA de los compromisos con el sistema que las instituciones contrajeron en su nombre”.
Postura de Plataforma
Renuncia: Fundamentalmente ideológica y política, y no se proponían ninguna intención más o menos reformista. Criticaban la estructura de la APA destinada al sostén del privilegio económico de quienes estaban en el vértice de la pirámide y a la formación de psicoanalistas cuya aspiración no era la evolución del psicoanálisis sino la “búsqueda de prestigio, status y logros económicos”, a la vez que una ciencia apolítica y asocial. Plataforma proponía rescatar el “verdadero psicoanálisis” dentro de las ciencias comprometidas con la realidad social.
El Impacto de la Ruptura
A partir de entonces, cambió la historia del psicoanálisis en Argentina. Desde ese momento, pertenecer a la APA dejó de ser sinónimo de psicoanálisis. El origen político e ideológico de esta ruptura tuvo un logro: crearon las condiciones por primera vez en la Argentina para formar psicoanalistas por fuera de la institución oficial. Para ser psicoanalista ya no había que ser miembro de la APA. Como decía la declaración de Plataforma: “El psicoanálisis es donde los psicoanalistas sean, entendiendo el ser como una definición clara que no pasa por el campo de una Ciencia aislada ni aislante, sino por el de una ciencia comprometida con las múltiples realidades que pretende estudiar y transformar”.
La Nueva FAP: Una Psiquiatría Federal
La nueva FAP quedó conformada luego del IV Congreso Argentino de Psiquiatría en agosto de 1970 en Rosario. Gervasio Paz fue elegido como su presidente.
Era un gremio representativo de los psiquiatras de todo el país en el que se planteaban discusiones políticas y científicas en Salud Mental. Era una organización profesional específica que tenía la finalidad de ocuparse en el plano científico de los programas de salud mental que el país necesitaba, rompiendo con toda la estructura manicomial, y por otro lado, era un gremio en el sentido tradicional, es decir, que luchaba por las reivindicaciones de los Trabajadores de Salud Mental (TSM). Por lo tanto, incorporaba a psicólogos, psicopedagogos y asistentes sociales. La FAP ya no tenía un carácter estrictamente psiquiátrico.
Desarrolló un intenso trabajo de defensa de los TSM.
Luchaba contra la dictadura de entonces. Se relacionaba fraternalmente con Juventud Peronista, Montoneros, Partido Revolucionario de los Trabajadores, Ejército Revolucionario del Pueblo, radicales y algunos liberales. La FAP formaba parte del Partido Comunista.
La FAP se opuso públicamente a las nuevas autoridades que eran ajenas al campo de la Salud Mental y favorables a la política de la dictadura, que implicaba sostener los manicomios, discriminar políticamente y promover la idea de privatización de la salud. Es por eso que denunciaba del INSM esa actitud dócil que tenía ante la privatización de hospitales.
Paralelamente, la FAP fue un espacio de discusión científica enmarcada en esta perspectiva ideológica y política de oposición a la dictadura.
Paralelamente, cabe mencionar a los psicoanalistas que trabajaban en la Regional Capital de la FAP que realizaron una importante experiencia: la creación de la Coordinadora de Trabajadores de la Salud Mental (CTSM) y del Centro de Docencia e Investigación (CDI), que dependía de ella.
CTSM y CDI: Formación Alternativa
En 1971, la comisión directiva de la FAP Capital pasó a estar constituida por Emilio Rodrigué como presidente, Marie Langer como Vicepresidente, entre otros miembros renunciantes de la APA. Se concentraron en la FAP Capital, pero las diferencias entre Plataforma y Documento también se trasladaron hacia allí.
Al año siguiente, el pasaje de Rodrigué a Ulloa marcó el liderazgo de Documento, que fue el grupo que organizó el centro.
En 1972 se organizó la CTSM y luego el CDI. Todos conformados por psiquiatras, psicólogos, psicopedagogos y asistentes sociales.
La CTSM comenzó a liderar las diferentes luchas gremiales y políticas en el campo de la Salud Mental en la ciudad de Buenos Aires. Sus objetivos se centraban en:
- En lo político: Oposición a la dictadura de Lanusse y a las torturas.
- En lo sanitario: Oposición a los monopolios de salud e impulso de presupuestos sanitarios adecuados, así como la asistencia gratuita e igualitaria a cargo del Estado y al servicio del pueblo.
- En lo gremial: Búsqueda de un funcionamiento democrático de los organismos gremiales, el nombramiento inmediato de los concurrentes con renta, una ley nacional de residencias y la promoción de una adecuada formación científica gratuita.
El CDI no pretendía ser una institución más, ya que su objetivo era la formación e investigación alternativa a los centros de formación “al servicio de las clases dominantes”. Se proponía que el conocimiento estuviera “al servicio de la clase trabajadora en su lucha por su liberación”.
Su propuesta no era una “carrera psicoanalítica”, ya que participaban el conjunto de TSM. La idea era programar una formación básica para los diferentes TSM. En efecto, el CDI llegó a tener más de 1000 alumnos.
Esta novedosa perspectiva de formación rompía por primera vez no solamente con sacar al psicoanálisis de la APA, sino que permitió que los psicólogos pudieran formarse en un psicoanálisis no ceñido a la ortodoxia kleiniana (con hegemonía en la APA). A la vez, fue la primera experiencia de formación conjunta para los TSM, concentrados por sus organismos gremiales y políticos.
Jacques Lacan y la Nueva Hegemonía Psicoanalítica
La teoría kleiniana fue hegemónica en la Argentina hasta fines de los 60.
Desde principios de los 50, Lacan había comenzado a destacarse dentro del panorama psicoanalítico francés. Las teorizaciones de Lacan se convirtieron en una tercera escuela, que sostuvo una formación propia y original que revolucionó el campo. La obra de Lacan aparece como una renovación profunda a los esquemas conceptuales psicoanalíticos. Abarca a su vez una disciplina antropológica, filosófica y lingüística. Abre una nueva concepción de análisis del sujeto.
La importancia de la obra de Lacan en la Argentina es fundamental. Oscar Masotta había comenzado sus enseñanzas y la recepción llegaba a través del auge del estructuralismo, con Lévi-Strauss y Althusser. En psicoanálisis, el estructuralismo tuvo nombre y apellido: Jacques Lacan. Durante la década del 70, fue convirtiéndose en una nueva hegemonía del psicoanálisis en el país.
Oscar Masotta se había convertido en el referente de las ideas de Lacan en la Argentina a principios de 1970 en ámbitos ajenos a la APA. El “retorno de Freud” propuesto por Lacan se convirtió en una opción para muchos interesados en psicoanálisis, especialmente para psicólogos. En este sentido, la propuesta de Masotta era atrayente para muchos TSM e intelectuales. Es decir, un rescate de Freud por vía de Lacan mediante un psicoanálisis no institucionalizado que recuperaba el espíritu de los orígenes. Una oposición a la hegemonía kleiniana que ahondaba sus bases en el estructuralismo que podía unir al psicoanálisis con una nueva perspectiva de Marx vía Althusser.
La Expansión del Lacanismo
Para aquellos psicólogos que estaban preparados para romper definitivamente con la APA, el lacanismo les ofrecía una fuente adicional de identidad profesional. El difícil proceso de construir una identidad llevó a los psicólogos a buscar modelos en las versiones no médicas del psicoanálisis. El lacanismo fue la primera teoría psicoanalítica novedosa que consiguió una amplia aceptación sin haber sido propuesta por la APA. Por otro lado, en un clima de alta efervescencia política, el lacanismo ofrecía una lectura “izquierdista” y contestataria del psicoanálisis, por fuera de las instituciones oficiales. Finalmente, los médicos perdieron el control de la teoría psicoanalítica y de la teoría freudiana.
Las tensiones provocadas entre psicólogos por la definición de una identidad profesional se relajaron solo cuando a comienzos de los 80, la prohibición de la psicoterapia fue finalmente eliminada.
Cuando se suprimió la prohibición, la APA y la APBA permitieron el ingreso de los psicólogos para realizar una formación analítica ortodoxa. Por otra parte, las instituciones psicoanalíticas no afiliadas a la IPA, muchas de ellas asociadas a doctrinas lacanianas, proliferaron en Buenos Aires a lo largo de los 70 y 80.
Asimismo, dado que el movimiento lacaniano ya había obtenido una amplia aceptación entre los porteños, los psicólogos dejaron de esperar de la IPA el reconocimiento profesional como psicoanalistas. Los psicólogos, luego de ocupar un papel principal en la difusión del psicoanálisis en la cultura argentina durante más de veinte años, lograron por fin reclamar este dominio del saber.