El Origen de la Filosofía Presocrática: La Escuela de Mileto
1. El Origen de la Filosofía
Las primeras explicaciones racionales sobre la naturaleza aparecieron en la antigua Grecia, concretamente en la ciudad jonia de Mileto, a partir de los siglos VII y VI a. C. Tales, Anaximandro y Anaxímenes (conocidos como “la escuela de Mileto”) propusieron teorías que respondían a las preguntas sobre el origen del cosmos y la estructura de la naturaleza de manera muy diferente a la empleada en las explicaciones mitológicas tradicionales.
El objeto preferente de estudio de los primeros filósofos griegos fue la naturaleza (*physis*), pero no en el sentido actual del término, sino en el sentido de realidad originaria, primera y fundamental. Estos primeros pensadores recibieron en su época la denominación de *physiologoi* (físicos), no la de filósofos. La palabra “filosofía” se empezó a usar más tarde (se atribuye a Pitágoras) para designar una actividad teórica puramente contemplativa y sin interés práctico.
El interés por la naturaleza se desplazó, a partir de Sócrates, hacia los asuntos humanos (ética y política). Esa es la razón por la que a los filósofos que vamos a estudiar en este apartado se les conoce en su conjunto como presocráticos.
2. La Escuela de Mileto: Monismo y Materialismo
Las teorías de los milesios (Tales, Anaximandro y Anaxímenes) son monistas y materialistas, porque afirman que la naturaleza surge de un único primer principio o elemento material llamado *arjé* (ἀρχή, «principio» u «origen»), que se ha ido transformando por sí mismo y sigue formando parte de la constitución de los seres naturales.
2.1. Los Filósofos Milesios y el *Arjé*
- Tales de Mileto (c. 624-c. 546 a. C.): Para Tales, el *arjé* es el agua. La presencia masiva del agua en la naturaleza y en la constitución de los seres vivos, su relación con el sustento de todos los seres y su capacidad para cambiar de estado fueron fenómenos que probablemente lo llevaron a proponerla como principio. En la práctica, el agua de Tales coincidía con lo divino, con una fuerza primordial de la que procede todo. Tales afirmaba: “Todo está lleno de dioses”, lo que significaba que todo está penetrado por el principio originario. Y como este es vida, todo está vivo y todo tiene un alma (pampsiquismo, hilozoísmo).
- Anaximandro (610-546 a. C.): A su discípulo Anaximandro quizás no le pareció convincente que un elemento concreto como el agua se transformase en otros tan distintos (como el fuego o materiales sólidos). Por ello, propuso como *arjé* un elemento que podríamos imaginar como una materia sin forma, sin límites determinados, al que llamó *ápeiron* (τὸ ἄπειρον, «sin límites», «sin definición»; de α- «no» y πεῖραρ «límite»). En su sentido etimológico, el *ápeiron* es lo que no puede limitarse, y por lo mismo, no tiene forma, no es definible; es decir, lo indefinido, indeterminado e ilimitado. Lo que es principio de determinación de toda realidad ha de ser indeterminado. El *ápeiron* es eterno, siempre dinámico y activo por sí mismo. Es inmortal, indestructible, ingénito e imperecedero, y de él se engendran todas las cosas. Todo sale y todo vuelve al *ápeiron* según un ciclo necesario. De él se separan las sustancias opuestas entre sí en el mundo y, cuando prevalece la una sobre la otra, se produce una reacción que restablece el equilibrio según la necesidad, pues «se pagan mutua pena y retribución por su injusticia según la disposición del tiempo».
- Anaxímenes (c. 590-525 a. C.): Propuso como *arjé* el aire (*pneuma*, πνεῦμα). Aunque el *arjé* de Anaxímenes volvía a ser un elemento determinado de la naturaleza, especificaba mejor el mecanismo de transformación del *arjé* en el resto de los seres. El aire (que podemos imaginar como un gas) se transformaba en los demás elementos materiales por la condensación (dando lugar a los elementos sólidos o pesados) o la rarefacción (originando los elementos más livianos). Así, la transformación del *arjé* se explicaba en función de sus propiedades físicas observables.
3. Aportaciones Filosóficas y Problemas del *Arjé*
Estas teorías pusieron sobre la mesa algunos de los grandes problemas de la filosofía: ¿de dónde viene todo lo que existe?, ¿qué tienen en común todos los seres naturales?, ¿qué permanece constante en la naturaleza a pesar de los cambios? Esta dialéctica entre unidad/multiplicidad y cambio/permanencia va a marcar el camino de las teorías posteriores.
El *arjé* es “principio” en tres sentidos diferentes:
- Como origen (elemento único a partir del que surge todo lo existente).
- Como elemento constitutivo que forma parte de todos los seres.
- Como causa de su propia transformación y diversificación.
Los filósofos posteriores se enfrentaron a los problemas derivados de cada uno de estos sentidos del *arjé*:
- Unidad vs. Multiplicidad: ¿Cómo puede surgir la pluralidad de seres a partir de un principio único?
- Identidad/Cambio: ¿Cómo puede el *arjé* permanecer, seguir existiendo en todos los seres a pesar de su transformación?
- La Causa del Cambio: ¿Cómo puede el *arjé* transformarse por sí mismo, sin necesidad de una causa externa, en algo distinto de lo que es?
4. Condiciones Históricas para el Surgimiento de la Filosofía en Grecia
4.1. La Tesis de Jean-Pierre Vernant
La explicación más aceptada es la que propuso Jean-Pierre Vernant en sus obras Los orígenes del pensamiento griego (1962) y Mito y pensamiento en la Grecia antigua (1965). Según Vernant, la aparición de la filosofía en Mileto se vio favorecida por una serie de factores de índole social, cultural, económica y política.
Los factores clave, según Vernant, incluyen:
- Autonomía Intelectual: Existencia de una clase social (aristocracia, burguesía comercial) con recursos y tiempo libre para investigar y pensar.
- Ausencia de Dogmatismo Sacerdotal: La ausencia de una casta sacerdotal represiva que vigilase y persiguiese explicaciones heterodoxas alejadas de los mitos y la religión, lo que propició un clima favorable a la libertad de pensamiento.
- Pluralidad Cultural: Mileto fue un enclave comercial próspero donde convivieron gentes de distintas culturas y cosmovisiones. Esta pluralidad llevó a la búsqueda de una explicación unitaria y universal, basada en criterios racionales y en la observación de la naturaleza.
- Intercambio de Conocimientos: El intercambio de ideas con civilizaciones como Egipto, Babilonia y Persia aportó conocimientos astronómicos, matemáticos y religiosos, que los milesios transformaron en reflexiones más sistemáticas.
- Transformaciones Políticas: La aparición de leyes escritas y de instituciones políticas en las que se debatía y se argumentaba acerca de los asuntos públicos pudo impulsar la misma actitud de argumentación racional y de pensamiento crítico al estudiar la naturaleza.
- Uso de la Escritura: Permitió la difusión de las primeras ideas filosóficas.
La tesis de Vernant, a pesar de su amplia aceptación, es muy discutible en su aspecto político. La aparición de leyes escritas y de instituciones políticas en las que se debatía y se expresaban ideas libremente fueron exclusivas de la *polis* o ciudad-Estado de Atenas. En el siglo VI a. C., tanto Mileto como Éfeso (ciudades jonias de Asia Menor donde aparecen algunos de los primeros filósofos) no eran *polis* griegas plenamente independientes y no tenían leyes escritas ni instituciones democráticas como las de Atenas, sino que eran tiranías. Estaban bajo la dominación del Imperio persa aqueménida desde la expansión de Ciro II el Grande. Tras un período previo de dependencia del reino de Lidia (bajo el rey Creso), pasaron a integrar el sistema imperial persa cuando Ciro conquistó Lidia hacia el 546 a. C. Bajo los persas, estas ciudades conservaron cierta autonomía interna, pero fueron gobernadas a través de tiranos locales impuestos o sostenidos por la autoridad imperial persa.
4.2. La Tesis de la Influencia de la Moneda
Además del propio Vernant, otros historiadores como Karl Polanyi (*La gran transformación*), Richard Seaford (*Money and the Early Greek Mind*) y Geoffrey Lloyd (*The Revolutions of Wisdom*), han sugerido que el uso generalizado de la moneda en lugar del trueque permitió a los griegos ejercitar el pensamiento abstracto, facilitando la separación entre lo concreto y lo conceptual. Este fenómeno pudo haber sido un catalizador en la evolución de la filosofía, que también se basa en la búsqueda de principios abstractos y universales.