Las Grandes Potencias y la Expansión Colonial
A lo largo del siglo XIX, y sobre todo a finales, Europa inició un proceso de expansión territorial que la llevó a ocupar gran parte de Asia y casi toda África. Este fenómeno, conocido como imperialismo, se justificó ante la opinión pública mediante una exaltación patriótica que tocaba la fibra sensible de la gente, logrando que los ciudadanos cerraran filas en torno a estos proyectos nacionales. Es importante destacar que este fenómeno no se circunscribió únicamente a Europa, sino que involucró a potencias en América y Asia.
I. Evolución de los Principales Estados en Europa, América y Asia hasta 1914
1. Francia: La instauración de la III República
Con la caída de Napoleón III, tras la derrota francesa en la guerra contra Prusia, se instauró en Francia la III República. Esta aprobó importantes medidas sociales y, en 1905, promulgó leyes laicas destinadas a reducir la influencia social de la Iglesia, con la consiguiente separación de la Iglesia y el Estado. Con estas medidas se ponía fin a la estrecha relación que el Concordato de Napoleón, un siglo antes, había establecido entre la Iglesia y el Estado francés.
2. Gran Bretaña: La Era Victoriana
El problema político más grave de Gran Bretaña seguía siendo Irlanda, que deseaba a toda costa separarse. Durante la Primera Guerra Mundial se suspendió la autonomía irlandesa y, tras un periodo de fuerte violencia, la Irlanda católica recibió el status de Dominio, convirtiéndose en el «Estado Libre de Irlanda», con Parlamento propio y gobierno independiente. Sin embargo, los diputados debían jurar fidelidad a la Corona, juramento que quedó suprimido en 1933.
3. El Imperio Alemán
El poder ejecutivo pertenecía al emperador, asistido por un canciller del Imperio nombrado por él y responsable, también, ante el emperador. La circunstancia de ser Guillermo I un emperador cuyo entendimiento con Bismarck era absoluto, lo que transformó a este último en el dueño efectivo de la política germana durante veinte años. Federico III, enfermo de cáncer que moriría meses después, fue sucedido por Guillermo II, hijo del anterior, en el mismo año, 1888.
Ahora bien, desde entonces, la Weltpolitik o “política mundial” de Guillermo II, más ambiciosa y agresiva, supuso la liquidación del sistema bismarckiano de alianzas y el comienzo de la política de bloques de Estados que llevarían a la Primera Guerra Mundial.
4. El Imperio Austrohúngaro
El Imperio austríaco era un Estado multinacional bajo la corona de los Habsburgo. Dentro del Imperio vivían pueblos muy diferentes entre sí que constituían verdaderas nacionalidades. Desde 1848 hasta su muerte en 1916, este Imperio estuvo bajo la dirección del emperador Francisco José I. Más adelante, tras la derrota frente a Prusia, enfrentamiento que decidía la unificación de Alemania, el Imperio austríaco por el.
5. El Imperio Ruso
En 1881, el zar Alejandro II murió por un atentado terrorista, sucediéndole su hijo Alejandro III, que reinó hasta 1894. El nuevo zar decidió frenar el proceso de reformas. Sucedió a Alejandro III su hijo Nicolás II, dispuesto, como el anterior, a mantener los principios de la autocracia. Los problemas terminaron sobrepasándole y llevaron al desencadenamiento del proceso revolucionario que, iniciado en 1905, desembocó en la caída de la monarquía y el final del Imperio en 1917.
6. La «Cuestión de Oriente» y el Imperio Turco
La «Cuestión de Oriente» es como se denomina al más complicado problema de política internacional hasta 1914, surgido de la descomposición del Imperio Turco y la pugna por dominar los territorios que, desde los siglos XV y XVI, ocupaban en la zona de los Balcanes.
El Imperio Austrohúngaro y el Imperio Ruso seguían manteniendo una política destinada a acrecentar su influencia en la zona de los Balcanes. Las diferencias terminarían creando un clima de hostilidad que llevaría al estallido de la Primera Guerra Mundial.
A finales del siglo XIX, el Imperio Turco constituía un Estado débil: «el hombre enfermo de Europa», en expresión de Nicolás I. Sobre sus territorios balcánicos se proyectaron los objetivos expansionistas de dos potencias: Austria-Hungría y Rusia.
7. Desarrollo y consolidación de los EE. UU.
Ello explica su espectacular crecimiento demográfico al pasar de unos 5 millones de habitantes en 1800 a 75 millones en 1900. El crecimiento de la población impulsó la expansión territorial y la marcha hacia el Oeste. La frontera sur quedó fijada tras la Guerra contra México, en la que EE. UU. obtuvo grandes territorios. La marcha hacia el Oeste se vio fomentada por el descubrimiento de minas de oro y por la existencia de grandes praderas en las que los emigrantes podían dedicarse a la agricultura y a la ganadería.
El ferrocarril también favoreció esta colonización del Oeste con la construcción de líneas transcontinentales que atravesaban los EE. UU. entre el Este y el Oeste. Paralelamente, el problema de la esclavitud venía complicando las relaciones entre los estados del Norte y los del Sur. Con la expansión hacia el Oeste, las tensiones entre los estados de uno u otro signo se agudizaron al crearse nuevos estados que debían definirse como esclavistas o antiesclavistas.
Siete estados del Sur decidieron formar la Confederación de Estados de América y separarse de la Unión, con lo que estalló la Guerra de Secesión, que terminó con la victoria de los nordistas y la abolición de la esclavitud. Los estados sudistas volvieron a la Unión, de tal modo que la guerra contribuyó a consolidar a EE. UU. Ahora bien, terminada la guerra, todavía se mantuvieron medidas de segregación o discriminación racial.
8. El Japón Meiji
Antes de 1868, Japón seguía viviendo bajo una etapa feudal donde el poder recaía en los señores feudales, mientras el emperador, considerado como un dios, vivía relegado en su palacio. El país se mantenía cerrado a toda influencia occidental. En 1858, Japón tuvo que firmar tratados comerciales, muy desfavorables para el país, con EE. UU. El reinado de Mutsuhito supuso el restablecimiento de la autoridad de los emperadores y la apertura y modernización del país de acuerdo con los esquemas occidentales.
Japón organizó un nuevo ejército y logró desarrollar la industrialización. Con todo, a pesar de lo que supuso la Revolución Meiji, Japón se mantuvo como un régimen oligárquico, donde varias grandes familias controlaban el poder político y el poder económico.
II. La Expansión Imperialista
1. El Imperialismo del Siglo XIX
En el último cuarto del siglo XIX se inició un proceso de dominio político, militar y económico de grandes territorios de Asia y África por parte de países industrializados de Europa, EE. UU. y Japón. Este proceso culminó, a inicios del siglo XX, con la colonización de casi todo el continente africano y de una parte significativa del asiático.
2. Las causas del Imperialismo
Son muchas las causas que influyeron en el surgimiento de este fenómeno de expansión territorial. Citaremos las más importantes:
a) Causas económicas
El desarrollo de la industria europea y su necesidad de hallar nuevos mercados y materias primas. En efecto, el desarrollo de la Segunda Revolución Industrial impulsó a los países más industrializados a buscar nuevos mercados donde situar los excedentes de su producción y, también, lugares donde obtener materias primas (algodón, caucho…) al mejor precio posible. A su vez, las colonias eran un lugar donde se podían invertir los capitales excedentes de la producción industrial.
b) Causas políticas y militares
La superioridad militar de los europeos les facilitó una rápida ocupación territorial. La exaltación del nacionalismo, el “orgullo nacional”, obligaba a contar con colonias, donde los militares hacían méritos y conseguían ascensos y medallas. El imperialismo, por tanto, se veía como un signo de prestigio y poder de los Estados. Por otra parte, existían motivos estratégicos que hacían que una potencia se apoderase de un territorio clave para el control de las rutas comerciales o para impedir el acceso a una zona por parte de otro Estado.
c) Causas demográficas
El vertiginoso crecimiento de la población europea (aumentó en unos 150 millones de personas entre 1870 y 1914) animó a la búsqueda de mejores posibilidades de vida en las colonias, o bien, hacia otros países, como ocurrió con la enorme emigración europea hacia EE. UU. o la de españoles, italianos y portugueses hacia Argentina y Brasil. Por tanto, el poblar nuevos territorios se convirtió también en una válvula de escape para aliviar la superpoblación del viejo continente.
d) Causas ideológicas
La creencia en la superioridad de la raza blanca hizo que se considerara un «deber» transmitir los avances de la civilización y la cultura europeas a los pueblos colonizados. Tampoco hay que olvidar el interés científico, es decir, el deseo de conocer y cartografiar otros lugares todavía desconocidos.
3. Los Imperios Coloniales
a) El Reparto de África
Hacia 1880, el interior de África era prácticamente desconocido para los europeos, que solo habían establecido enclaves portuarios a lo largo de la costa. En el África oriental, Inglaterra se hizo presente en la zona penetrando desde Egipto en dirección sur hacia Sudán, mientras franceses e italianos se establecieron en las costas del Mar Rojo. En la colonia de África del Sur, la situación se complicó con la presencia de dos poblaciones europeas: holandeses e ingleses.
La Conferencia de Berlín (1884-1885) decidió la libre navegación por los ríos Congo y Níger y la libertad de comercio en África central entre el Atlántico y el Índico. También se acordó que solo la ocupación efectiva, y no el descubrimiento previo, daba derecho a considerar un territorio como colonia propia, lo que dio lugar a una auténtica carrera colonial para conquistar África. Por último, para evitar tensiones entre las potencias europeas por el control del África central, se decidió crear el llamado «Estado Libre del Congo» como propiedad de Leopoldo II de Bélgica. Alemania pudo ocupar Tanganica, Camerún y África del Suroeste.
La primera rivalidad colonial se produjo entre Inglaterra y Portugal. La segunda rivalidad tuvo lugar entre Francia y Gran Bretaña en 1898 al chocar ambos imperialismos en Sudán, lo que puso a ambas potencias al borde de la guerra. Francia terminó cediendo a las presiones inglesas, renunciando a su imperio colonial en sentido Oeste-Este. Cuando parecía que se habían resuelto las tensiones coloniales, otra vez volvía la rivalidad, ahora entre Francia y Alemania, como consecuencia del intento de Francia de establecer un protectorado en Marruecos, en el que participó España asignándole la parte norte de Marruecos.
b) La colonización de Asia Oriental, Meridional y del Sureste
La expansión europea en Asia se desarrolló paralelamente al reparto de África.
India y Sureste de Asia
Francia actuó con éxito en Indochina, ocupando Cochinchina y los territorios de Annam, Tonkin, Camboya y, más adelante, Laos. En el siglo XIX, la administración inglesa se acentuó en la India, sobre todo tras la Revueltas de los Cipayos en 1857-1859. Los ingleses practicaron una política de aislamiento de la India frente a otros imperialismos.
Oriente y el Imperio Ruso en Asia
Frente al Imperio Ruso, que estaba extendiéndose por tierras del Asia Central, ocupando todo el Turquestán, Gran Bretaña consideró que sus intereses en Persia y la India podían verse afectados; al final, los dos Imperios permitieron que Afganistán cumpliera el papel de Estado-tapón, independiente, para separar a ambos Imperios.
El Imperio Ruso ya había ocupado el Asia septentrional —Siberia— desde el siglo XVII, y su empuje se dirigió contra Persia, contra la India y contra China. Ahora corresponde tratar sobre su empuje sobre la China septentrional y en la costa del Pacífico buscando una salida en aguas más cálidas. Rusia obtuvo de China la provincia de Amur y, en 1860, la región costera entre la desembocadura del río Amur y Corea.
El Imperialismo en China
Los historiadores chinos denominan a la época en que se desarrollaban los distintos imperialismos como «época de los tratados desiguales». China se resistía a relacionarse con los «bárbaros» del Oeste y del Sur. En 1900 tuvo lugar la Revueltas de los Bóxers, ultranacionalistas chinos, que llegaron a dar muerte a unos 300 extranjeros. Los occidentales se aprovecharon de la debilidad de los emperadores chinos y les forzaron a hacer concesiones comerciales y territoriales.
Como el gobierno chino se oponía a abrir su territorio al comercio extranjero, los comerciantes ingleses recurrieron entonces al contrabando, vendiendo opio indio a cambio de plata y té chinos.
El Imperialismo Japonés y de EE. UU.
El crecimiento económico y la modernización social convirtieron a Japón en una potencia imperialista, dispuesta a competir con las potencias europeas por el dominio de Asia. Su interés, inicialmente, se centró en China y en las posesiones rusas en el norte de China. En 1894-1895 estalló la guerra contra China, donde esta fue derrotada, viéndose obligada a ceder Formosa a Japón y a reconocer a Corea como Estado independiente. El conflicto contra Rusia se veía venir al rivalizar ambas potencias por el mismo espacio.
Japón logró la parte sur de la isla Sajalín, Port Arthur y el protectorado sobre Corea y Manchuria meridional. Una nueva potencia imperialista había aprendido de Europa lo suficiente como para igualarse a las potencias occidentales en la zona asiática del Pacífico. EE. UU. estaba empezando a mostrar su poderío económico, su injerencia en los asuntos internos de los países americanos y a penetrar en el área del Pacífico, situando en sus islas bases navales destinadas a proteger sus intereses en Asia.
4. Consecuencias del Imperialismo Colonial
La expansión europea contribuyó a la europeización del mundo. Las consecuencias de la ocupación de estos territorios son positivas o negativas según quién cuente la historia, si son los pueblos europeos o si son los pueblos sometidos.
a) Consecuencias positivas para los pueblos colonizados (desde la perspectiva europea)
- Incremento de la población en los países ocupados debido a la erradicación de epidemias y la consiguiente reducción de la mortandad a causa de las medicinas llevadas por los europeos.
- Aumento de los cultivos y la introducción de otros, lo que hizo que aumentara la producción agrícola, aunque fuera para abastecer al país colonizador.
- Descenso del analfabetismo y la expansión de la cultura occidental. Esto produjo la desaparición de la estructura tribal de esas sociedades e incluso en algunos casos la pérdida de su identidad cultural; como vemos, una consecuencia positiva suele conllevar una negativa.
b) Consecuencias negativas para los pueblos colonizados
- La explotación exhaustiva de las colonias mediante la confiscación de sus tierras, que pasaron a manos de grandes compañías, adueñándose de sus recursos naturales.
- El abuso de la mano de obra gratuita o a muy bajo precio de los colonizados.
- El desarrollo de una actividad económica en beneficio exclusivo de la metrópoli.
- Los colonizadores provocaron, en muchos casos, la destrucción de la lengua y la cultura de los colonizados y de su sociedad tradicional.
- Las fronteras que establecieron los europeos fueron totalmente arbitrarias, sin tener en cuenta a los pueblos indígenas. Así, se impuso la convivencia forzada entre grupos étnicos tradicionalmente enfrentados, mientras otros pueblos se vieron de repente divididos.
- En muchos casos hubo una fuerte segregación racial y falta de respeto por las realidades autóctonas.