La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) y el Colapso de la Monarquía de Alfonso XIII

La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)

En septiembre de 1923, el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, lideró un pronunciamiento militar contra el gobierno constitucional de la Restauración, desprestigiado y sumido en una profunda crisis.

En un manifiesto, Primo de Rivera presentó la dictadura como un régimen transitorio que retornaría a la normalidad constitucional una vez liberara al país de la “vieja política”, del caciquismo, del desgobierno, de la subversión social y de la amenaza del separatismo.

El Golpe de Estado y el Directorio Militar

El golpe contó con el apoyo de los sectores empresariales, de los principales bancos y de la Iglesia. Los republicanos no se opusieron y las organizaciones socialistas, el PSOE y la UGT, se mantuvieron a la expectativa. Solo los anarquistas y comunistas hicieron llamamientos a la huelga general, pero no tuvieron respuesta popular.

Dos días después, el rey Alfonso XIII encargó a Primo de Rivera la formación de gobierno y le concedió el cargo de presidente y de ministro único, naciendo así el Directorio Militar. Este proclamó el estado de guerra y adoptó las siguientes medidas:

  • Suspensión de la Constitución de 1876 y de las garantías constitucionales.
  • Disolución de las Cortes.
  • Implantación de la censura de prensa.
  • Prohibición de las actividades de los partidos políticos y de los sindicatos.

Se impusieron duras medidas represivas contra la CNT y el PCE, declarados ilegales, y contra cualquier manifestación del nacionalismo, prohibiéndose el uso de símbolos del catalanismo y del catalán.

El Proyecto Regeneracionista

Primo de Rivera acometió su proyecto regeneracionista con el objetivo de eliminar el sistema de la Restauración. Las primeras medidas de la dictadura incluyeron:

  • Sustitución de los gobernadores civiles por gobernadores militares.
  • Creación de los delegados gubernativos (también militares).
  • Disolución de los ayuntamientos, sustituidos por juntas.

La dictadura buscó una administración adicta y centralizada:

  • La aprobación del Estatuto Municipal en 1924 inició la formación de esta nueva administración.
  • Las diputaciones fueron disueltas y los nuevos diputados provinciales fueron elegidos por los gobernadores.
  • El Estatuto Provincial de 1925 supuso la desaparición de la Mancomunidad de Cataluña, potenciando el sentimiento de nacionalismo radical y separatista.

La Resolución de la Cuestión Marroquí

Para resolver el problema en Marruecos, Primo de Rivera era partidario de negociar una solución, pero dos hechos contribuyeron a impedirlo: el ataque de los rifeños a las tropas españolas en 1924, que causó cientos de muertos, y el avance de Abd-el-Krim en el Marruecos francés. Esto provocó que en 1925 Francia y España decidieran realizar una ofensiva militar conjunta con el desembarco en Alhucemas, que supuso la derrota de Abd-el-Krim en 1926 y el sometimiento definitivo del Protectorado.

El Directorio Civil y la Institucionalización (1925-1930)

Resuelto el problema del orden público y solucionada la cuestión marroquí, Primo de Rivera sustituyó el Directorio Militar por un gobierno civil, construyendo una dictadura autoritaria de corte corporativo. Se rodeó de políticos como José Calvo Sotelo o Eduardo Aunós, impulsándose:

  • La formación de la Unión Patriótica, creada en 1924 como partido único de la dictadura.
  • El anuncio de la convocatoria de una Asamblea Nacional Consultiva en 1926, encargada de elaborar una nueva constitución, proyecto que fue paralizado por la oposición de los antiguos partidos dinásticos y del rey.

Política Económica: Intervencionismo y Nacionalismo

La política económica de la dictadura se caracterizó por el intervencionismo estatal y el nacionalismo económico. Sus objetivos fueron regular e impulsar la industria nacional mediante aranceles proteccionistas, la concesión de ayudas y el aumento del gasto público.

  • Se crearon grandes monopolios estatales como CAMPSA y la Compañía Telefónica Nacional de España.
  • Se impulsó el desarrollo de obras públicas: embalses, carreteras (se construyeron casi 10.000 kilómetros), ferrocarriles o puertos, y se extendió la electricidad.
  • Se crearon las confederaciones hidrográficas y el Servicio Nacional del Crédito Agrícola en apoyo del mediano y pequeño agricultor.

En 1929 se realizaron la Exposición Internacional de Barcelona y la Iberoamericana de Sevilla. Esta política de gasto público incrementó notablemente el déficit presupuestario.

Política Social: La Organización Corporativa Nacional

La escasa conflictividad social se explica en parte por la represión de los anarquistas, pero también por el desarrollo de un nuevo modelo de relaciones laborales, el sistema corporativo, basado en la intervención del Estado y en la integración de las organizaciones obreras moderadas y reformistas.

La base de esta Organización Corporativa Nacional fueron los “comités paritarios” de cada uno de los oficios, formados por obreros y patronos, cuyo objetivo era resolver pacíficamente los conflictos mediante negociación. Su puesta en práctica contó con la decisiva colaboración socialista. Además, se aprobó el Código del Trabajo, que agrupaba la legislación laboral.

El Declive y la Oposición a la Dictadura

A partir de 1926, la dictadura empezó a perder apoyos. Uno de los problemas más graves fue el conflicto militar surgido cuando se intentó llevar a cabo una serie de reformas que distanciaron a una parte del ejército de la dictadura y del rey.

Frentes de Oposición

Dirigentes de los partidos dinásticos y republicanos optaron por la vía de la conspiración civil y el pronunciamiento militar, como la Sanjuanada, para derribar el régimen.

Otro frente abierto contra la dictadura fue el de los intelectuales y periodistas, como Unamuno, Ortega y Gasset, Blasco Ibáñez o Fernando de los Ríos, y el de los estudiantes, que fundaron la prorrepublicana FUE (Federación Universitaria Escolar).

Nacían partidos políticos que defendían la instauración de un régimen republicano:

  • Alianza Republicana.
  • La Derecha Liberal Republicana, fundada por antiguos liberales como una alternativa republicana católica y conservadora.

También el nacionalismo y regionalismo cobró nueva vitalidad. Tras el fallido intento de insurrección separatista protagonizado por el Estat Català de Maciá en 1926, los pequeños partidos de izquierda se agruparían en un nuevo partido, la Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), y en Galicia, la ORGA.

Por su parte, la CNT se había radicalizado debido a su ilegalización, escindiéndose la FAI (Federación Anarquista Ibérica). Incluso el PSOE acabó oponiéndose a la dictadura.

El Camino hacia la Segunda República (1930-1931)

Retirado el apoyo de los militares e incluso del propio rey, Primo de Rivera presentó la dimisión en enero de 1930.

La Dictablanda y el Auge Republicano

Alfonso XIII encargó entonces que formara nuevo gobierno al general Dámaso Berenguer, con el objetivo de retornar a la normalidad constitucional, restableciendo las libertades políticas y disolviéndose la Asamblea Nacional. Sin embargo, los dirigentes de los antiguos partidos dinásticos habían retirado su apoyo al rey por haber quedado vinculado a la dictadura, por lo que comenzó a cobrar auge el republicanismo.

En agosto de 1930, los diversos partidos republicanos, a los que se añadieron los socialistas, incluidos los nacionalistas catalanes y gallegos, acordaron el llamado Pacto de San Sebastián, cuyo objetivo era proclamar la república. Se constituyó un comité revolucionario encargado de preparar el cambio de régimen mediante un levantamiento militar con apoyo civil, cuyos miembros formarían el gobierno provisional de la república.

Ese mismo año, un grupo de intelectuales como José Ortega y Gasset, Gregorio Marañón y Ramón Pérez de Ayala crearon la Agrupación al Servicio de la República.

La insurrección republicana de diciembre, con los levantamientos de las guarniciones de Jaca y de Cuatro Vientos, fracasó, y los capitanes Galán y García Hernández fueron fusilados. Como respuesta, los republicanos, socialistas y antiguos políticos dinásticos se negaron a participar en las elecciones legislativas convocadas por el gobierno para febrero de 1931, lo que provocó la dimisión de Berenguer.

La Proclamación de la República

Le sustituyó el almirante Aznar, quien anunció la convocatoria de unas elecciones municipales para el 12 de abril. Estas elecciones fueron planteadas por republicanos y socialistas como un plebiscito a favor o en contra de la monarquía.

El triunfo de la coalición republicano-socialista en las grandes ciudades, no influidas por el caciquismo, se interpretó como un rechazo a la monarquía y dio paso a la proclamación de la república el 14 de abril y el exilio del rey Alfonso XIII a Francia.