El Criterio de Verdad y las Ideas en Descartes
Inmanentismo o Solipsismo
La Primera Verdad: “Pienso, luego existo” (Cogito Ergo Sum)
No es una deducción de la existencia del yo a partir del pensamiento, sino una intuición intelectual del acto de pensar.
El Criterio de Verdad
Es la primera regla del método cartesiano. La verdad se equipara a la certeza, entendida como la seguridad en la validez del conocimiento. Descartes abandona el realismo ingenuo de la filosofía medieval, que postulaba un conocimiento correspondiente a una realidad externa. Para él, es verdadero todo conocimiento que se presenta a la razón como evidente, es decir, con claridad (indudable) y distinción (diferente a cualquier otro conocimiento).
El Problema del Inmanentismo
A partir de la primera verdad, se plantea el problema del inmanentismo: solo tenemos la certeza de que el pensamiento existe, pero no de que exista una realidad diferente a él. Descartes, con su duda metódica y la primera verdad, queda atrapado en el pensamiento. Sin embargo, su objetivo es demostrar la existencia de una realidad distinta al pensamiento, por lo que debe solucionar este problema.
Solución al Inmanentismo: El Análisis de las Ideas
Al profundizar en el pensamiento, Descartes encuentra las ideas. Estas son los contenidos del pensamiento, los resultados del acto de pensar, y se clasifican en tres tipos:
- Ideas Adventicias: Son aquellas que se forman a partir de la experiencia sensible. Al basarse en percepciones sensoriales, son confusas e incluso erróneas, por lo que nunca caracterizan el conocimiento verdadero.
- Ideas Facticias: Son las que el pensamiento produce conectando otras ideas. También son confusas, ya que dependen de las ideas adventicias, y por tanto, no caracterizan el conocimiento verdadero.
- Ideas Innatas: Son poseídas por la razón misma. Son pocas; por ejemplo, la idea de pensamiento es innata, pero también lo son la sustancia infinita (Dios) y la extensión. Son las únicas que se presentan con evidencia, es decir, con claridad y distinción, por lo que podemos considerarlas verdaderas. A partir de estas ideas innatas, Descartes elabora su metafísica y soluciona el inmanentismo, construyendo así su concepción de la realidad.
Ontología y Metafísica: La Concepción Cartesiana de la Realidad
Esta sección permite superar el inmanentismo al demostrar la existencia de una realidad distinta al pensamiento. Se basa en el concepto de sustancia.
El Concepto de Sustancia
Para Descartes, la sustancia es aquello que existe por sí mismo, es decir, de tal manera que no necesita de otra cosa para existir. Cada sustancia posee un atributo, que es su propiedad esencial y de la cual dependen todas las demás propiedades. Los modos son las distintas formas en las que se manifiesta el atributo. Descartes distingue tres tipos de sustancias:
- a. Sustancia Infinita (Dios): Es el ser sumamente perfecto. Solo posee atributos y es inmutable.
- b. Sustancia Pensante (Res Cogitans o Alma): Su atributo es el pensamiento, que abarca todo lo que sucede en la mente y de lo que somos conscientes. Tiene dos modos principales: la percepción (concebir, imaginar, sentir) y la determinación (acciones y pasiones).
- c. Sustancia Extensa (Res Extensa o Mundo): Su atributo es la extensión, la propiedad de los seres que ocupan un espacio y pueden dividirse. Sus modos incluyen el tamaño, la figura y el movimiento/reposo.
Deducción de la Existencia de Cada Sustancia
La deducción parte de la primera verdad indudable: el Cogito Ergo Sum (“Pienso, luego existo”).
1ª Deducción: La Sustancia Pensante
Puedo fingir que no tengo cuerpo o que el mundo no existe, pero no puedo fingir que yo no existo, porque fingir o imaginar es pensar, y si pienso, existo. Por lo tanto, soy una res cogitans. Descartes ha demostrado la existencia de la sustancia pensante, pero aún permanece en el ámbito del pensamiento. Para solucionar el inmanentismo, necesita demostrar la existencia de otra sustancia, lo cual abordará en la segunda deducción.
2ª Deducción: La Existencia de Dios
Descartes presenta dos argumentos principales para demostrar la existencia de Dios:
- a. Argumento Ontológico: Todos tenemos en la mente la idea de un ser sumamente perfecto (Dios). Un ser sumamente perfecto debe poseer todas las perfecciones, y la existencia es una perfección. Por lo tanto, Dios, como ser sumamente perfecto, debe existir en la realidad.
- b. Argumento Basado en la Causalidad de la Idea de Dios: La idea de Dios como ser sumamente perfecto no puede ser adventicia, ya que la experiencia solo nos muestra seres imperfectos, y de ahí no puede surgir la idea de perfección. Tampoco puede ser facticia, porque una razón imperfecta no puede formar la idea de lo perfecto. Por lo tanto, es una idea innata que la razón posee por sí misma y que ha sido puesta en ella por Dios.
3ª Deducción: La Sustancia Extensa
Encuentro en mi pensamiento una idea innata: la idea de extensión. Esta idea se presenta como evidente y, en consecuencia, verdadera. Sin embargo, la mera idea de extensión no garantiza la existencia real de los cuerpos. Para Descartes, esta existencia es garantizada por Dios, quien, al ser perfecto, no puede permitir que las ideas claras y distintas de mi mente sean falsas. Por lo tanto, el mundo como extensión existe.
La Física Cartesiana: Explicación del Mundo
Descartes explica el mundo a través de su física, que posee tres características fundamentales:
- 1. Deductiva: Aplica el método hipotético-deductivo. Parte de primeros principios y deduce de ellos los principios explicativos de los fenómenos físicos y naturales. Los fenómenos físicos particulares, por su naturaleza, requieren de la experiencia para ser conocidos.
- 2. Mecanicista: Concibe el mundo como una máquina. Para Descartes, no existe el vacío; los seres no poseen un principio de movimiento intrínseco, sino que están sometidos únicamente al movimiento local, el cual se produce por el choque de unos cuerpos con otros.
- 3. Ligada a la Metafísica: Recurre a Dios como la primera causa del movimiento y como garantía de la validez de las leyes que rigen dicho movimiento (por ejemplo, los movimientos por inercia son rectilíneos y la ley de conservación de la cantidad de movimiento).
La Concepción Cartesiana del Ser Humano
Descartes propone una concepción dualista del ser humano: está compuesto de cuerpo y alma. El cuerpo es la sustancia extensa y el alma es la sustancia pensante. El ser humano es el único en el que coexisten e interaccionan estas dos sustancias. Descartes postula que esta interacción se produce a través de la glándula pineal, ubicada en el centro del cerebro, que comunica las órdenes del alma a los músculos del cuerpo. Para Descartes, los demás organismos vivos funcionan meramente como máquinas.