John Locke: Estado de Naturaleza, Contrato Social y la Estructura del Poder Político

Introducción a la Filosofía Política de John Locke

En 1690 se publican los Dos tratados sobre el gobierno civil. El primero critica el origen divino del poder de los monarcas, tal como se exponía en El Patriarca de Filmer; el segundo expone que el gobierno debe ejercerse con el consentimiento de los gobernados. El gobierno que ha perdido la confianza de su pueblo carece de derecho para gobernarlos. El gobierno es creación del pueblo y el pueblo lo mantiene para asegurar su propio bien. Locke fundamenta su pensamiento en dos teorías clave: el estado de naturaleza y el contrato social.

La obra consta de 19 capítulos en los que Locke analiza el estado de naturaleza, la situación de guerra que se puede producir y las sociedades no políticas que se forman. En el capítulo VII, Locke aborda la definición de Estado. En el siguiente, se ocupa del origen del Estado y, a partir del capítulo XI, analiza los poderes del Estado.

Definición de Poder Político según Locke

El primer paso de Locke consiste en dejar constancia de lo que entiende por poder político. Distingue entre distintos tipos de poder. Para él, el poder político es:

«el derecho a dictar leyes, incluida la pena de muerte y, por consiguiente, todas las leyes inferiores, para la regulación y salvaguarda de la propiedad, y a emplear la fuerza de la comunidad en la ejecución de todas las leyes y en la defensa del Estado contra agresiones del exterior».

El Estado de Naturaleza

El estado de naturaleza es un estado de perfecta libertad para ordenar los actos de los individuos y disponer de sus propiedades y de las personas dentro de los límites de la ley natural, sin depender de otro hombre. Para Locke, es un estado de igualdad en el que el poder y la jurisdicción son recíprocos. Debe ser amable y puede serlo, no feroz. Tiene su ley, que a todos obliga: nadie ha de atentar contra otro; nadie puede invocar una «libertad» que autorice a destruirse mutuamente.

El Estado de Guerra

El estado de guerra es contrario al estado de naturaleza. Mientras que el estado de naturaleza implica paz, buena voluntad, asistencia mutua y conservación, el estado de guerra es todo lo contrario, producto de una intención premeditada de atentar contra la vida de otros hombres. Esto implica que el agredido tiene derecho a defenderse y acabar con el agresor.

La guerra de todos contra todos no es una necesidad, sino una posibilidad. Una persona puede recurrir a la fuerza para supeditar a sus fines propios la libertad de otros. Unos hombres pueden adquirir poder sobre otros en la medida necesaria. Solo así es legítimo el castigo. Sin embargo, parece poco razonable que uno sea juez de su propia causa. Para evitar el exceso, los hombres se organizan en sociedades.

Del Estado de Naturaleza a la Sociedad Civil

La constitución de la sociedad civil quita a los hombres la facultad de hacerse justicia a sí mismos. El hombre en el estado de sociedad no está sometido a más poder que el establecido de común acuerdo.

El Contrato Social y la Renuncia al Poder Natural

Todo hombre nace con derecho a la libertad y tiene poder de defender su propiedad y castigar a los infractores. La sociedad solo podrá ser política si cada miembro renuncia a ese poder natural y lo deja en manos de la comunidad. Para formar parte del Estado, se debe abandonar el estado de naturaleza y construir un gobierno o bien unirse a uno ya constituido. La comunidad se convierte en árbitro. Para Locke, el poder legislativo tiene funciones judiciales y no existe el poder judicial como tal. Siempre que haya un conflicto, su resolución se dejará en manos de un juez; de lo contrario, aún nos hallaríamos en estado de naturaleza.

El paso del estado de naturaleza a la sociedad civil ha de garantizar los derechos naturales. Este se produce por medio del pacto con el que se renuncia al poder ejecutivo.

Crítica a la Monarquía Absoluta

La monarquía absoluta es incompatible con la sociedad civil, cuyo objetivo es evitar y remediar los incidentes del estado de naturaleza. La monarquía absoluta permanece en estado de naturaleza porque no está sometida a ninguna autoridad, por lo que es incompatible con el imperio de la ley. No tiene una autoridad ajena que pueda decidir en los asuntos de la propia monarquía. Locke critica El Patriarca de Filmer, que defiende las tesis absolutistas fundamentadas en la Biblia.

Los hombres son libres, iguales e independientes. Ninguna autoridad puede arrebatar a un hombre su libertad en contra de su consentimiento. El Estado nace del pacto entre todos de ceder su libertad y someterse a la autoridad para vivir de una forma confortable y segura. Se añadirá así al Estado la decisión de la mayoría. Con el pacto, la autoridad pretenderá garantizar la propiedad privada.

Una comunidad debe actuar como un todo; para esto sirve la ley de la mayoría. Si no hay unanimidad, no hay manera de averiguar lo que piensa la mayoría. Locke se opone a la concepción del Estado como algún tipo de imposición.

La División de Poderes en Locke

El Poder Legislativo

El poder legislativo es el más importante. Hace las leyes por las que todos han de regirse. Lo recibe el Estado tras el pacto. Para garantizar el funcionamiento, se aprueban leyes que regulen el uso de la fuerza. Tiene la responsabilidad de que el Estado social sea provechoso para todos. No es necesario que esté siempre activo. Es deseable que se disuelva tras realizar las leyes, ya que:

  • La creación de leyes exige poco tiempo.
  • Sus miembros podrían verse tentados a no aplicarse las leyes a sí mismos.
  • Podrían diseñar leyes buscando su propio interés.

El Poder Ejecutivo

Las leyes hay que llevarlas a la práctica y velar por su cumplimiento. Así se hace necesario el poder ejecutivo.

El Poder Federativo

Locke no dará aún nombre al tercer poder, pero equivale al que todo individuo posee en estado de naturaleza. Su fundamento está en que el Estado se encuentra en estado de naturaleza con respecto a otros Estados. En este aspecto, el Estado puede defenderse frente a agresores externos.

Más tarde, daría a este poder el nombre de poder federativo, el cual organiza las relaciones internacionales con otros Estados e individuos.

La Religión y el Estado

La religión no tiene cabida en el Estado más que en el ámbito privado, para así no influir en la vida política. Es por ello que el Estado ha de poner límites a las acciones de grupos religiosos.