Temas Centrales en Crónica de una Muerte Anunciada
El Honor
La novela centra su argumento en un asesinato, el de Santiago Nasar, perpetrado por honor. Bayardo San Román, al descubrir que su esposa Ángela Vicario no es virgen, la devuelve a su casa. Los hermanos de Ángela, Pedro y Pablo Vicario, planean la venganza contra Santiago Nasar, a quien acusan de ser el causante de la deshonra.
El honor forma parte de una sociedad violenta que justifica y exige cualquier acción, por sangrienta que sea, destinada a repararlo o mantenerlo. Así, los asesinos insisten en su no culpabilidad, alegando que «fue un asunto de honor», argumento que emplea su abogado. El autor destaca que la única forma de lavar la deshonra es la venganza violenta de forma pública, una idea ya presente en la tradición del teatro clásico español de autores como Lope de Vega o Calderón de la Barca.
El pueblo donde se desarrolla la acción posee valores invertidos, que vinculan el honor con una sociedad machista. Aunque García Márquez no los describe explícitamente, estos valores quedan expuestos en las palabras y acciones de sus personajes. El código popular del honor está intrínsecamente relacionado con la moral sexual. Es aceptado que nadie en el pueblo se cuestione por qué carece de importancia que María Alejandrina Cervantes hubiera «arrasado con la virginidad de toda una generación masculina», mientras que sí la tiene que Ángela Vicario la hubiera perdido con quien fuera.
La mayoría de los habitantes aceptan este código de honor, lo que los exculpa por no haber impedido el crimen. Como se menciona en la novela:
Pero la mayoría de quienes pudieron hacer algo por impedir el crimen y sin embargo no lo hicieron, se consolaron con el pretexto de que los asuntos de honor son estancos sagrados a los cuales sólo tienen acceso los dueños del drama.
Otra inversión moral evidente en los personajes del pueblo es su materialismo. Bayardo San Román lo ejemplifica a la perfección, derrochando su dinero en una boda casi inverosímil. También es sintomático que no se entienda la negativa del viudo Xius a vender su casa durante bastante tiempo, a pesar de las ofertas desorbitadas de Bayardo. En conclusión, el autor expresa en esta novela una crítica irónica al código de honor imperante en el pueblo de los Vicario, que es el verdadero desencadenante de la tragedia a la que el lector asiste.
El Amor
El tema amoroso es fundamental en la obra. En la novela, frecuentemente las relaciones amorosas están llenas de pasión, pero también de violencia y de conveniencia. Los abusos son frecuentes y los matrimonios son el resultado de acuerdos entre las familias, como es el caso de Ángela y Bayardo.
Historias de Amor Intenso
- La relación entre Bayardo y Ángela: Después de su boda, Bayardo abandona a Ángela al descubrir que no es virgen. Pero ese abandono provoca un súbito enamoramiento en Ángela que la llevará a escribir cada día una carta durante muchos años, hasta que él decide volver, llevando consigo todas las cartas sin abrir. El amor está aquí cargado de idealismo, de platonismo. Inicialmente, esta relación se presenta como una «caza», donde Bayardo emplea todas sus artes de seducción. Sin embargo, a Ángela le parece un hombre arrogante y solo se interesa por él cuando es ella quien asume un papel activo, lo que podría relacionarse con la idea del cazador cazado en la figura de Bayardo.
- El amor del viudo Xius: Otra historia de amor es la del viudo Xius, quien ama a su mujer más allá de la muerte y se resiste a abandonar todo aquello que le recuerda a ella, pese a las ofertas y las presiones del rico del pueblo que quiere apoderarse de su mansión. El infarto que provoca la muerte de este personaje adquiere un doble valor simbólico: la ruptura física del órgano y la ruptura de su emoción. También podría considerarse un ejemplo de amor la posible protección que Ángela proporciona a su primer amante al guardar silencio sobre su identidad.
- La relación entre Santiago Nasar y María Alejandrina Cervantes: Otra relación es la de Santiago Nasar y María Alejandrina Cervantes, que se sustenta sobre todo en la unión física. María Alejandrina, la dueña del burdel, desde su primer encuentro con Santiago queda atrapada por su virilidad, de modo que no recibe a nadie más cuando él está presente. Santiago se convierte así en un mito erótico para ella.
En su conjunto, las relaciones sexuales y amorosas revelan una sociedad profundamente machista, donde la moralidad en la conducta sexual solo afecta a las mujeres. Esto es especialmente evidente en la figura de Santiago Nasar o en el tratamiento de la prostitución. Mientras tanto, la educación femenina las prepara exclusivamente para el matrimonio, el cuidado de la familia y la obediencia silenciosa. En la novela se observan diversos tipos de relaciones: basadas en la violencia, la conveniencia, la apariencia, la necesidad física y también en el idealismo inmaterial.
La Fatalidad (El Fatum)
El fatum (o fatalidad) se presenta como un encadenamiento fatídico de episodios que conduce inevitablemente a una catástrofe final. En obras como Edipo Rey, el oráculo hace una predicción sobre la vida del protagonista (matar a su padre y casarse con su madre), y a pesar de los intentos de muchos personajes por evitarlo, el destino se cumple. Crónica de una muerte anunciada reproduce esta estructura, y Santiago Nasar es la figura sobre la que pesa ese trágico destino ineludible. El final es anunciado desde el primer momento, eliminando el factor sorpresa. La novela comienza con la célebre frase:
El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5:30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo.
A lo largo de la novela, una serie de acontecimientos casuales o actuaciones de los protagonistas, a pesar de que nadie lo desea, conducen inexorablemente al desenlace fatal. Algunos ejemplos incluyen:
- Santiago Nasar, quien siempre llevaba consigo una pistola, ese día la dejó descargada en su casa.
- El coronel Lázaro Aponte no le advirtió porque creía que «ya no corría ningún peligro».
- El cura no actuó porque pensó «que todo era un infundio».
- Los propios asesinos «no hicieron nada de lo que convenía para matar a Santiago Nasar […], sino que hicieron mucho más de lo que era imaginable para que alguien les impidiera matarlo, y no lo consiguieron».
El Perspectivismo como Técnica Narrativa
La voz narradora de la obra es la del propio Gabriel García Márquez, quien se presenta como un joven estudiante y cronista. Como cronista, su labor es reconstruir los hechos a partir de los testimonios, para entenderlos y organizarlos. Él es testigo y partícipe de la acción, aunque no recuerda con claridad todo lo sucedido. Para esclarecer los hechos, se sirve de diversas fuentes: la correspondencia con la madre de Santiago Nasar, el informe jurídico, la autopsia y, finalmente, los testimonios de los testigos, entre los cuales se encuentra él mismo.
Las conversaciones que mantiene con los testigos se reproducen en estilo directo, entre comillas y con acotación del narrador. En otros momentos, cede la palabra a los personajes que dialogan, manteniéndose al margen. En ocasiones, la información se plasma directamente de las lecturas que realiza de los informes.
Como narrador, cuando se basa en sus propios recuerdos, emplea una voz omnisciente en tercera persona (como al inicio de la obra). Sin embargo, cuando narra como personaje-testigo y narrador a la vez, utiliza la primera persona, aportando una perspectiva más subjetiva, especialmente en las descripciones del carácter o de las acciones de los personajes.
En cuanto al perspectivismo, la obra presenta una notable polifonía: a veces los personajes coinciden en sus interpretaciones o recuerdos, pero en otras ocasiones se contradicen. La historia se presenta llena de dudas, especialmente en lo que se refiere a quién fue el que deshonró a Ángela o, por ejemplo, el clima del día, que varía de ser fúnebre a ser radiante según los testimonios. Es una obra dialógica, donde el escritor yuxtapone los puntos de vista de los personajes a través del estilo directo en el que plasma los diálogos.
Es una novela de enfoque multiperspectivo, ya que los puntos de vista son variados e incluyen: el narrador (como cronista, testigo o partícipe), los testigos, los personajes centrales y las fuentes escritas (informes o cartas). Por otro lado, esta ruptura múltiple de la realidad se ha comparado con el enfoque del cubismo pictórico. Aunque el punto de vista dominante es el del narrador, este, en estilo indirecto y en su labor de cronista, recoge múltiples visiones sobre un mismo hecho. Un ejemplo es Victoria Guzmán, quien inicialmente se disculpa por no actuar ni avisar a Santiago Nasar alegando que ni ella ni su hija sabían que lo matarían, pero con el paso del tiempo reconoce que sí lo sabían cuando él entró en la cocina a tomar café. Es el lector quien debe ir ensamblando las piezas presentadas para lograr comprender lo acaecido, asumiendo un rol activo.
Análisis de los Personajes
En la novela aparecen más de ochenta personajes, pero no existe un protagonista único y claro. Dado que la intención del narrador es reconstruir las circunstancias del asesinato de Santiago Nasar, la atención se distribuye entre varios personajes. Esta característica explica que no encontremos personalidades extremadamente desarrolladas en todos ellos.
Sin embargo, los dos personajes individuales a los que más atención se presta son Santiago Nasar y Bayardo San Román, seguidos por la familia Vicario. En un segundo nivel se encuentran los personajes que actúan como testigos que informan al narrador o como partícipes secundarios de los hechos. Además, el pueblo-espectador de los acontecimientos puede considerarse un personaje colectivo, caracterizado por su ruindad moral y su inacción.
Personajes Principales
Santiago Nasar
Asesinado por los hermanos Vicario al ser acusado por Ángela de ser el causante de su deshonra. De ascendencia árabe, de veintiún años y esbelto. Hijo único de un matrimonio de conveniencia, es descrito como alegre, pacífico y aficionado a los caballos y las armas de fuego. Comprometido con Flora Miguel desde la adolescencia, frecuenta el burdel de María Alejandrina Cervantes y acosa a las mujeres que desea. Su belleza y su carácter, casi sobrenatural, le otorgan un vigor poco habitual. Va vestido de blanco el día en que es asesinado, y en un detalle macabro, no derrama sangre y es capaz de caminar sosteniendo sus vísceras.
Bayardo San Román
Hombre de unos treinta años. Representa al atractivo extranjero envuelto en el misterio (los habitantes comentan que es «raro» y se inventan historias sobre su pasado). Es conservador, culto, dueño de una gran fortuna, atlético y de buen corazón. Su vida gira en torno a lo material, y pretende ganarse a las personas mediante el dinero. Es orgulloso y caprichoso. Sin embargo, tras el asesinato de Santiago Nasar, fue el que peor parado quedó de todos los personajes. Tras recibir cartas de Ángela durante años, decide finalmente volver con ella.
Ángela Vicario
Es la hija menor de una familia modesta. Su padre, Poncio Vicario, era orfebre de pobres, y su madre, Purísima del Carmen, había sido maestra. Ángela es descrita por su primo, el narrador, como «bella, posee un aire de desamparo y cierta pobreza de espíritu». Se presenta inicialmente como una muchacha sumisa, vestida de negro, pero su imagen sufre una profunda transformación a lo largo de la obra. Primero, al revelar el nombre de Santiago Nasar como causante de su deshonra, y después al sublevarse contra la sociedad y no ocultar su «delito». Se enorgullece de él y desafía así las leyes maternas. Además, descubre el amor por primera vez al ser devuelta a casa.
Los Hermanos Vicario (Pedro y Pablo)
Son los hermanos gemelos de Ángela, Pedro y Pablo, quienes asesinan a Santiago Nasar para defender el honor de la joven. Pablo, el mayor, inicialmente más imaginativo, se revela luego más tímido e influido por su hermano. Pedro, más sentimental y autoritario, fue quien tomó la decisión de matar a Santiago Nasar. Tenía una cicatriz que lo distinguía de su gemelo. Después de ser absueltos, Pablo se casa con su novia y Pedro ingresa en las Fuerzas Armadas.
Otros Personajes Relevantes
- El narrador (el propio Gabriel García Márquez): Hijo de Luisa Santiaga, tiene dos hermanos y una hermana. Recopila los testimonios de otros personajes y comparte sus propias visiones. Vuelve al pueblo para investigar la tragedia.
- Plácida Linero: Madre de Santiago Nasar. Podía interpretar los sueños ajenos, aunque no fue capaz de descifrar el significado del sueño que tuvo Santiago el día de su asesinato. Le cerró la puerta de su casa a su hijo, creyendo que Santiago ya estaba dentro por lo que le dijo Victoria Guzmán, en un intento de protegerlo.
- Victoria Guzmán: Trabajaba en la cocina de la casa de Santiago Nasar. Sentía un profundo odio hacia la familia Nasar. Su hija, Divina Flor, era acosada por Santiago.
- María Alejandrina Cervantes: Dueña del burdel, es tratada con cariño, respeto y casi admiración por parte del narrador y el resto de los personajes. Nadie reprocha su trabajo como prostituta.