Factores Tradicionales de la Industrialización en España
La demora industrial en España ocurrió a pesar de que el país reunía algunas condiciones favorables para la industrialización. Sin embargo, factores negativos como la insuficiencia energética, la escasez de recursos tecnológicos y humanos, una mentalidad rural y la ausencia de un mercado interno, entre otros, frenaron su desarrollo.
La industria se fue instalando en España impulsada por la existencia de fuentes de energía y materias primas. Por ejemplo, la presencia de carbón atrajo la siderurgia a Asturias en la segunda mitad del siglo XIX, mientras que en Vizcaya fue la existencia de hierro lo que impulsó este sector.
Otras causas que favorecieron la industrialización fueron la existencia de núcleos de población que servían tanto de mano de obra como de consumidores. Madrid, como la ciudad más poblada de España, demandaba más productos. Además, contar con buenas comunicaciones favorecía la instalación de industrias. Las ciudades portuarias, como Barcelona o Valencia, facilitaron la exportación a otras zonas o países, impulsando así la industrialización en estas áreas.
La Influencia de las Políticas de Industrialización
Las áreas ya industrializadas, al disponer de infraestructuras, facilitaron el asentamiento de nuevas fábricas, aumentando su número y permitiendo la instalación de nuevos sectores. Adicionalmente, la instalación de arsenales para la construcción de barcos de guerra atrajo industrias complementarias.
Nuevos Factores de Localización Industrial en España
La localización actual de las industrias en España se debe en gran medida a los planes de estabilización económica implementados en los años 60 y 70. Durante este periodo, se crearon polos de promoción y desarrollo en ciudades con escasa industria (con el objetivo de fomentar su crecimiento), así como polígonos industriales dotados de las infraestructuras necesarias en ciudades como Valladolid, Vigo, Sevilla, Zaragoza y A Coruña.
A principios de los años 70, se establecieron los polos de descongestión, que consistían en la creación de nuevas industrias alrededor de zonas ya muy industrializadas, como Madrid, para aliviar la concentración y promover un desarrollo más equilibrado.
Actividades Industriales en España: Retraso y Dependencia
En este periodo, España mostraba un notable retraso en relación con los países europeos y una gran dependencia tecnológica y financiera de estos. Junto a la industria siderúrgica y textil, el logro más importante fue la construcción de una amplia red ferroviaria que alcanzó los 4.663 km, aunque gran parte de esta infraestructura fue construida por empresas y con capital extranjero.
La Red Ferroviaria y la Explotación Minera
La red de ferrocarriles estuvo también al servicio de la explotación minera, actividad protagonizada en gran medida por empresas de nacionalidad británica, francesa, etc. Esto fue posible gracias a la Ley de Bases de la Minería, que permitía las concesiones mineras a perpetuidad y fue calificada como la “desamortización del subsuelo”. Esta ley otorgó facilidades que permitieron una explotación muy intensa de las minas españolas en beneficio de la industria europea, convirtiendo a España en un país exportador de materias minerales.
España llegó a ser el primer país productor de hierro, que se exportaba en su mayor parte a Gran Bretaña desde el puerto de Bilbao. Los barcos que transportaban el mineral solían regresar con carbón.
Características de la Industrialización Española Temprana
La industrialización española avanzó bajo un fuerte proteccionismo. A ello contribuyeron factores como el carácter rural del país, el impacto de la desamortización, la ausencia de una burguesía emprendedora, la debilidad del mercado interno, la incapacidad tecnológica y la posición de España como país periférico respecto a la Europa industrial.
La producción industrial española estuvo muy orientada hacia los bienes de consumo, basándose principalmente en las industrias siderúrgica, textil y metalúrgica.
Crecimiento Industrial hasta la Guerra Civil
La industria española se afianzó notablemente gracias a la protección arancelaria. Se consolidaron sectores industriales como el metalúrgico, el textil o el químico. Además, los procesos de industrialización conocieron efectos positivos gracias a la inversión extranjera, y la Primera Guerra Mundial permitió un incremento de las exportaciones agrarias e industriales, lo que fue muy provechoso para la industria nacional.
Durante la dictadura de Primo de Rivera, se dio un impulso significativo a la construcción de carreteras, lo cual fue imprescindible para la conexión de los mercados interiores. A pesar de estos progresos, en este periodo la industria española seguía mostrando retraso y dependencia de Europa, y se empezaron a manifestar los desequilibrios territoriales.
Reconstrucción Industrial de la Posguerra y Desarrollismo
La Guerra Civil interrumpió bruscamente el desarrollo industrial de España. Tras el conflicto, hubo que afrontar la reconstrucción, la recuperación económica y la puesta en práctica de una política industrial, todo ello en un contexto de autarquía.
El Papel del Instituto Nacional de Industria (INI)
En 1941 se creó el Instituto Nacional de Industria (INI), con una fuerte participación en sectores básicos de la industria como el naval y la siderurgia. A partir de 1950, la situación comenzó a cambiar. Con la ayuda de Estados Unidos, España se integró gradualmente en la economía internacional, y la falta de capital fue suplida por las inversiones extranjeras que comenzaron a llegar.
La nueva estructura industrial se caracterizó por la coexistencia de la gran empresa de capital público junto a la mediana y pequeña empresa. Las regiones de Cataluña, País Vasco y Madrid concentraban el 41,5% del empleo industrial.
El Desarrollismo y sus Efectos
El Desarrollismo, impulsado por el Plan de Estabilización de 1959 y los posteriores Planes de Desarrollo, potenció en España una mejora y modernización de las estructuras industriales, así como un aumento sin precedentes en el número de fábricas.
Entre 1959 y 1975, se experimentó un notable crecimiento económico, favorecido por la llegada de capital extranjero y la implantación de nuevas empresas multinacionales. España, por su parte, recibía las divisas que aportaban turistas y emigrantes, con las que hizo frente a la compra de petróleo, a la importación de bienes industriales y a la nivelación de la balanza de pagos.
Se crearon Polos de Desarrollo en ciudades como Huelva, Córdoba, Granada y Burgos. En consecuencia, el Producto Interior Bruto (PIB) creció un 7%, y la industria se diversificó.
Desequilibrios Territoriales y Crisis del Petróleo
Los tres espacios más industrializados fueron Cataluña, País Vasco y Madrid. Por otro lado, regiones como la Meseta, Galicia, Extremadura y Andalucía presentaban un menor desarrollo industrial. Las diferencias entre regiones ricas y pobres aumentaron significativamente. Al final de este periodo, en 1973, se produjo una profunda crisis del petróleo que afectaría gravemente a la industria.