La Evolución Demográfica en España: Un Recorrido Histórico
Se trata de un gráfico que muestra la natalidad, la mortalidad y el crecimiento natural en España entre 1858 y 2014, utilizando datos del INE. Para comentar este gráfico, vamos a utilizar la teoría de la transición demográfica de Thompson, que establece una serie de etapas en la evolución del crecimiento natural:
El Régimen Demográfico Antiguo
Se extiende desde mediados del siglo XIX hasta principios del XX. Se caracterizó por una natalidad y una mortalidad elevadas.
La elevada natalidad se debió a una economía y sociedad agraria, y a la ausencia de métodos anticonceptivos. La elevada mortalidad se produjo por el bajo nivel de vida y las precarias condiciones sanitarias. Las enfermedades infecciosas, las epidemias, las guerras y las malas cosechas contribuyeron a esta alta mortalidad. La mortalidad infantil era alta, lo que resultaba en una baja esperanza de vida y, consecuentemente, un crecimiento natural bajo.
La Transición Demográfica
Tuvo lugar entre 1900 y 1975. Se caracterizó por una disminución suave de la natalidad y un brusco descenso de la mortalidad, lo que generó un elevado crecimiento natural. La natalidad descendió de forma suave y discontinua, influenciada por el descenso de la mortalidad infantil y la inestabilidad política de la Segunda República, la Guerra Civil y la posguerra. Posteriormente, la natalidad aumentó en periodos de prosperidad económica, produciéndose un baby boom posbélico.
En esta etapa, los valores se asemejan progresivamente a un régimen demográfico moderno, donde la natalidad es baja. La mortalidad descendió de forma brusca, con la excepción de los periodos de la Guerra Civil y la gripe de 1918. Este descenso se debió a una mejoría en el nivel de vida, la dieta y la sanidad pública. Como resultado, la esperanza de vida aumentó significativamente, gracias a la disminución de la mortalidad tanto infantil como adulta, lo que condujo a un crecimiento natural alto.
El Régimen Demográfico Actual
Se extiende desde 1975 hasta nuestros días. Se caracteriza por bajas tasas de natalidad y mortalidad y un escaso crecimiento natural. La natalidad descendió a partir de 1975 debido a cambios económicos y socioculturales. Entre 1998 y 2008, aumentó gracias a la prosperidad económica y a la llegada de hijos de inmigrantes. A partir de 2008, la natalidad desciende nuevamente por la crisis económica y el retorno de muchos inmigrantes a sus países de origen. La mortalidad general se mantiene en cifras bajas, aunque se observa un leve crecimiento debido al envejecimiento de la población. Esto se atribuye a las “3 C”: cáncer, corazón y coche, así como a las enfermedades asociadas al envejecimiento. La mortalidad infantil es baja y la esperanza de vida es muy alta, situando a España entre los países con mayor esperanza de vida del mundo.
El crecimiento natural es reducido y, en los últimos años, incluso ha llegado a ser negativo.
La Densidad de Población en España
La densidad de población es un concepto clave que se representa en mapas temáticos de coropletas, como el que muestra la densidad en España en el año 2015. La densidad de población relaciona el número de habitantes con los kilómetros cuadrados de superficie, permitiendo visualizar la distribución de la población en el territorio español. La densidad media de España es de 92,2 habitantes/km², lo que refleja una distribución irregular. Las zonas más densamente pobladas son principalmente las Islas Baleares, Canarias, Madrid, Barcelona y País Vasco. Esto contrasta con las zonas menos pobladas, como Castilla-La Mancha, Castilla y León, Extremadura y Aragón. De manera intermedia se encuentran las costas del sur, del norte y del Mediterráneo. La distribución actual de la población es el resultado de una evolución influenciada por diversos factores:
Factores Históricos en la Distribución de la Población
En la época preindustrial, con una economía básicamente agraria, los factores naturales tuvieron un mayor peso en la distribución de la población. También influyeron los factores humanos: tras el descubrimiento de América, Castilla se convirtió en el motor económico, y posteriormente, la crisis económica y demográfica originó migraciones hacia las zonas costeras, donde se desarrollaba un floreciente comercio marítimo.
En la época industrial, predominó la economía industrial y urbana, por lo que los factores naturales perdieron peso y los factores industriales ganaron relevancia.
Las regiones con mayor densidad de población fueron aquellas con crecimiento natural (Galicia, Andalucía, Murcia, Madrid) y las industrializadas (Asturias, País Vasco y Cataluña). Las zonas interiores se caracterizaron por una menor densidad debido a la emigración. La crisis industrial de 1975 frenó las migraciones interiores hacia las áreas industriales e incluso provocó retornos.
Tendencias Actuales y Consecuencias de la Distribución Poblacional
En la actualidad, la tendencia es la difusión espacial de la población y de algunas actividades económicas, especialmente las vinculadas a los servicios y la tecnología. La mayor parte de la población española se concentra en las áreas urbanas (80%), dejando las áreas rurales despobladas.
Las consecuencias de esta distribución son diversas:
- Las provincias con menor densidad actúan como emisoras de población hacia aquellas que ofrecen más posibilidades económicas (éxodo rural).
- Las provincias con mayor densidad son receptoras de población debido a su desarrollo industrial y a las actividades de servicios y turismo, generando importantes saldos migratorios positivos. En este contexto, las políticas de desarrollo franquistas jugaron un papel fundamental en la configuración de algunos de estos polos.
- Demográficamente, las áreas menos densas continúan perdiendo población joven, lo que acelera el envejecimiento de la población.
- Medioambientalmente, en las áreas más densas se observa una mayor presión sobre los recursos y un aumento de la contaminación.
El Saldo Migratorio en España
El saldo migratorio es el balance entre la inmigración y la emigración en un lugar y periodo de tiempo determinados (normalmente, un año). El mapa analizado muestra el saldo migratorio en España entre 2008 y 2014. Se observan cambios significativos en los flujos de las corrientes migratorias:
- Las migraciones hacia provincias de otras regiones pierden peso y su impacto en los saldos migratorios se diversifica.
- Saldos positivos: Se observan en las provincias más dinámicas por su diversidad económica y sus actividades terciarias. También en antiguas provincias emigratorias que han invertido la tendencia al recibir actividades económicas y población de grandes ciudades próximas (ej., Toledo y Guadalajara desde Madrid, Cantabria desde Bizkaia).
- Saldos negativos: Afectan a algunas provincias tradicionalmente emigratorias debido a su reducida población, el predominio de actividades tradicionales, su situación periférica y problemas de accesibilidad (ej., Zamora, Soria). También se dan en algunas provincias tradicionalmente inmigratorias que han invertido su saldo al trasladar actividades económicas y población hacia provincias limítrofes (ej., Barcelona).
- Saldos alternativamente positivos y negativos: Caracterizan a las provincias más afectadas por los cambios de coyuntura económica. En épocas de crisis, provincias emigratorias pueden adoptar saldos positivos por el retorno de emigrantes, mientras que provincias inmigratorias muy afectadas por la crisis pueden perderlos (adoptar saldos negativos).
- Las migraciones intrarregionales (entre provincias de la misma región o entre municipios de la misma provincia) han crecido. Esto se debe a la creación de centros de actividades regionales y provinciales, favorecidos por el desarrollo de las competencias autonómicas y las políticas de desarrollo regional y rural, así como por la existencia de desigualdades económicas y otras a nivel provincial.
- Las migraciones intramunicipales también han evolucionado. Los municipios urbanos pequeños y medianos, e incluso algunos municipios rurales, presentan saldos internos positivos. En contraste, los grandes municipios urbanos y las capitales provinciales reducen su saldo positivo o adoptan saldos negativos. Esto se explica por la difusión de actividades económicas y población hacia municipios más asequibles de su entorno, y por las políticas de desarrollo rural. Sin embargo, los pequeños municipios rurales de las áreas más aisladas y deprimidas continúan perdiendo población.