La Evolución de la Poesía y la Historiografía en la Antigua Grecia y Roma

La Poesía Lírica

La poesía lírica nació en Grecia, ligada a la expresión de los sentimientos personales del yo poético. El nuevo género fue fruto del cambio del modelo económico y social que se produjo en el siglo VII a.C., cuando decayó el ideal de la areté para dar paso a una mayor introspección e individualismo, consecuencia del auge de ciudades y colonias. Sin embargo, además del contenido subjetivo, debía cumplir algunas características formales como la variedad de metros (polimetría), empleando, por ejemplo, el dístico elegíaco para la elegía o los ritmos yámbicos para la poesía yámbica o burlesca, así como el acompañamiento musical, en el que cada instrumento se vinculaba a un tipo de poesía: la lira a la lírica, de donde toma su nombre, y el aulós o flauta a la elegía, entre otros.

La poesía lírica romana sigue los modelos griegos, no solo los de la poesía arcaica, especialmente los poetas mélicos como Safo y Alceo, sino también los de la época helenística (siglos III-II a.C.), cuando se produjo un renacimiento de la lírica en torno a bibliotecas como la de Alejandría, siendo Calímaco el referente alejandrino más importante para los poetas líricos latinos. De ambas fuentes, la arcaica y la helenística, beben los poetas neotéricos o poetae novi, como los llama Cicerón, grupo de poetas latinos que revolucionaron el género en Roma con el rechazo de la épica tradicional y, en general, de la poesía solemne y extensa.

Estos poetas sentaron las bases de la lírica latina, cuyas características más relevantes son:

  • Es una poesía para ser recitada, no cantada, en círculos cultos, lo que supuso la pérdida de su dependencia de un instrumento musical.
  • Sus composiciones son breves, aunque hay excepciones como el epitalamio de Catulo (poema de boda).
  • Su temática es intimista y personal, con temas cotidianos como la amistad, el amor, el odio o la tristeza.
  • La mitología está siempre presente, ya sea como motivo principal o como simple alusión o referencia.
  • Se persigue la perfección formal, siendo poemas muy refinados, con un lenguaje elaborado, un vocabulario escogido y una aspiración constante a la perfección métrica.

Ovidio, Metamorfosis Ovidio, Amores Horacio, Carpe diem Odas II.14, Tempus fugit Epodo 2, Beatus ille Catulo, El pajarito de Lesbia Besos para Catulo Renuncia de amor Flechazo Ceguera del marido Amor y odio El amor de Catulo Presencia del yo poético Referencias mitológicas Métrica Aspiración a la perfección formal Composición breve

La Historiografía

La historiografía es un género que nace en Grecia como un relato construido a partir de la observación o investigación de los hechos narrados. Aparece por primera vez en Jonia, unida a la tradición de los logógrafos o autores de relatos en prosa que narraban temas diversos, como la fundación de ciudades, los periplos costeros o la genealogía de una familia ilustre a partir de un fundador mítico. El nacimiento del género como tal se asocia al jonio Heródoto, que trata de ser objetivo en el relato de los hechos, pero en cuya obra aún aparecen elementos míticos, si bien los dioses no intervienen directamente. Habrá que esperar al ateniense Tucídides para llegar a una concepción de la historiografía más cercana a la actual, basada en la aplicación de un método científico que analice las causas y consecuencias de los hechos históricos.

1. Intención moralizante: Los historiadores latinos no solo narraban los hechos, sino que lo hacían con el fin de enseñar lecciones morales, políticas y cívicas.

Énfasis en los contenidos políticos y militares: La mayoría de las obras historiográficas latinas se centraban en los eventos políticos y los conflictos bélicos, tanto contemporáneos a ellos (Julio César y Salustio), como más alejados en el tiempo (Tito Livio y su Ab urbe condita, que narra la historia de Roma desde sus orígenes; o las obras de Tácito, que se centran en la dinastía Julio-Claudia desde la perspectiva de reinados más benignos como el de Trajano o Nerva).

Uso de la historia legendaria: La historiografía latina, sobre todo cuando narra los primeros periodos de la historia de Roma, se nutría de la mitología y las leyendas. Autores como Tito Livio hicieron una mezcla de hechos históricos con relatos míticos, lo que permitía dar una visión idealizada de los orígenes de Roma, acorde con la intención regeneradora de Augusto y su política de recuperación de las costumbres de los mayores (mores maiorum). Aunque también hay que reconocer a este autor el propósito de racionalizar el mito cuando se veía incompatible con la razón.

Subjetividad y parcialidad: Aunque los autores tratan de transmitir objetividad mediante el uso de la tercera persona y la evitación de los juicios de valor, a menudo se alejan del rigor de la historiografía griega. Su interpretación de los hechos reflejaba su propio punto de vista político o social. Además, en ocasiones, se orientaban a justificar las acciones de determinadas figuras políticas o imperiales. En este sentido, podemos destacar la perspectiva personal con la que Julio César trata de defender sus propias acciones militares en sus Commentarii.

Julio César, La Guerra de las Galias Salustio, Conjuración de Catilina Tito Livio, Historia de Roma desde su fundación Rómulo y Sabinas Tito Livio, Historia de Roma desde su fundación XXI.1-4 (preámbulo a la Segunda Guerra Púnica; retrato de Aníbal)

El Teatro en Roma

Tras la conversión de Grecia en una provincia romana, Roma sufrió un proceso paulatino de helenización, que incluyó a una de las grandes creaciones culturales griegas: el teatro. No obstante, en Roma ya existían algunas manifestaciones artísticas que, sin ser obras teatrales, estaban cercanas a ello por incluir elementos como el canto, el baile y la puesta en escena. Nos referimos, por ejemplo, a las danzas etruscas, al mimo o a la sátira (mezcla de baile y de una básica representación teatral).

Según la tradición, las primeras representaciones dramáticas se deben a Livio Andrónico (siglo III a.C.), a quien se le encargó la puesta en escena de una tragedia y una comedia traducidas del griego con motivo del fin de la Primera Guerra Púnica. El subgénero de la comedia palliata (en alusión al pallium, como llamaban los romanos al manto griego, y que los romanos únicamente vestían cuando estaban entre griegos) significa que la ambientación es en una ciudad griega y que los personajes suelen llevar nombres griegos.

Las comedias de Plauto son adaptaciones libres de comedias griegas, a veces con mezcla (contaminatio) de diferentes modelos. Suelen tener una trama amorosa con dificultades y final feliz: un joven está enamorado de una muchacha, pero hay obstáculos para que puedan estar juntos, y con la ayuda del esclavo astuto el encuentro se produce finalmente. Los personajes son estereotipados: el joven enamorado (Calidoro), la amada (que puede ser doncella o cortesana, como Fenicio), el padre estricto y avaro (Simón), el esclavo astuto (Pseudolo), el criado del militar (Harpax) y el soldado fanfarrón (miles gloriosus), aunque este último no aparece en la obra. Se busca constantemente el humor y la comicidad, con una trama basada en enredos, equívocos y reconocimientos (anagnórisis). A esto se suma la importancia del lenguaje no verbal, especialmente los gestos obscenos, los golpes y las bofetadas.

PLAUTO TERENCIO

La Épica Latina

La épica latina surgió como imitación de la griega. Al tomar como modelo las obras homéricas, adopta las características de ésta, que pervivieron como rasgos de género incluso cuando la épica dejó de ser anónima y de estar sujeta a las modificaciones propias de la oralidad, para convertirse en lo que se conoce como épica culta, es decir, escrita y de autor conocido: uso del hexámetro dactílico, que llegó a sustituir al verso saturnio, autóctono romano; empleo de fórmulas, epítetos (que se aplican a dioses, héroes y lugares), y escenas típicas; presencia de símiles o comparaciones; intervención divina en los asuntos humanos; y protagonistas que son héroes.

La épica romana se inscribe, por tanto, en la tradición homérica; pero no es ésta la única influencia que recibe. Es deudora también de la poesía alejandrina, es decir, del renacimiento del género que se produce en Grecia en los siglos III y II a.C.: gusto por el epilio, poema mitológico refinado y erudito, no muy extenso, en hexámetros dactílicos (a este tipo pertenecen las Metamorfosis de Ovidio); y mayor dramatismo y profundidad psicológica de los personajes, que la épica helenística hereda de la tragedia griega, especialmente de los personajes femeninos de Eurípides.

Sin embargo, hay un rasgo propio de la épica latina, que la distingue sin duda de la griega: la utilización de la historia nacional como argumento, celebrando las virtudes que contribuyeron a la grandeza de Roma y a su conversión en una gran potencia.

La épica latina evolucionó durante el Imperio hacia otros derroteros, marcada por un contexto de mayor pesimismo por la pérdida de libertades. En este marco se sitúa la Farsalia de Lucano, que comparte con la anterior el uso de la historia nacional como argumento y el empleo del hexámetro dactílico; sin embargo, se suprime la intervención directa de los dioses.

Virgilio, Eneida Caída de Troya y actuación de Laocoonte Eneas se encuentra con Anquises en el Elíseo Desenlace del combate entre Turno y Eneas Lucano, Farsalia Temática de la guerra civil y elogio de Nerón