I. Definición de la Lírica Griega
En los géneros literarios, existe una línea de pensamiento que va desde Aristóteles hasta la crítica moderna y que distingue en la poesía tres grandes géneros literarios: la épica (donde predomina el elemento narrativo), el drama (con su carácter mimético y representativo) y la lírica (caracterizada por la subjetividad y las ideas personales del poeta). La lírica griega es, en esencia, poesía compuesta para ser cantada.
El concepto de lírica, en el contexto griego, agrupa principalmente cuatro variedades de poesía: la lírica monódica, la lírica coral, el yambo y la elegía. Es importante señalar que estas dos últimas no siempre se ajustan por completo al concepto griego original de «lírica», ni toda esta poesía presenta el tono marcadamente personal que la caracteriza en la concepción moderna.
II. Conceptos Generales de la Lírica Griega
Según los fragmentos de Terpandro y Eumelo, la lírica griega comienza en el siglo VIII a.C. y se nos presenta como un género literario consolidado en Grecia desde aproximadamente el 720 a.C. hasta el 438 a.C.
Dar respuestas claras sobre el origen del género lírico es bastante delicado. Se apunta como caldo de cultivo la época arcaica griega y sus emergentes cambios sociales y políticos. En estas circunstancias, el poeta es con frecuencia la voz de las nuevas clases sociales. La lírica ocupa aquí un papel fundamental: se fomentan cultos y ritos en los que las manifestaciones musicales son esenciales, como fiestas basadas en el canto. Se han subrayado conexiones con la tradición literaria indoeuropea y con la épica.
Por otra parte, es muy importante conocer la finalidad de una composición para entenderla, así como el contexto en el que era interpretada. Los contextos fundamentales de interpretación eran: la fiesta pública y el simposio. En la fiesta estaban presentes la música, el canto y la danza. En las fiestas dedicadas a los dioses, la lírica era el vehículo de las creencias, de las tradiciones y de los intereses y valores de la clase dominante. El simposio es el otro ámbito fundamental de interpretación de la lírica. Fuertemente ritualizado, su influencia en la evolución social y política encontró en la lírica un vehículo de expresión fundamental.
Finalmente, es crucial abordar el tema de la transmisión de estas obras. El estado de conservación de las obras líricas es, en general, bastante precario. Las fuentes esenciales son la tradición indirecta (testimonios de otros autores, normalmente escasos) y los manuscritos medievales.
III. Los Géneros Líricos Griegos
A. Poesía Yámbica
Tiene su origen en Jonia, aunque no conocemos con precisión todos los detalles de su génesis (se ha relacionado su procedencia con los cultos a divinidades de la fecundidad). Es muy probable que el yambo haya literaturizado elementos populares preexistentes. Se interpretaba acompañado por la doble flauta (aulós). Sus representantes fundamentales son Arquíloco e Hiponacte, aunque también cabe mencionar a Semónides y a Herodas.
Arquíloco (siglo VII a.C.)
Natural de la isla de Paros, su poesía presenta el testimonio de la vida y los conflictos de un noble de su época. La guerra, la lucha política, el banquete, el amor y las festividades son los temas recurrentes en su producción. Sus obras en trímetros yámbicos presentan una faceta más popular, incorporando elementos de tipo sexual y fabulístico. Otros poemas, sin embargo, poseen un tono más elevado y solemne.
Finalmente, destacan sus epodos, poemas de escarnio y ataque personal. Ha sido admirado y atacado a partes iguales. Su influencia en la comedia es indiscutible, y sus obras fueron editadas en época alejandrina.
Semónides de Amorgos
Más joven que Arquíloco, de él conservamos tres fragmentos importantes, entre los que destacan sus yambos contra las mujeres. Se basa en Hesíodo y en la tradición fabulística. El escenario de estos poemas solía ser las fiestas en las que hombres y mujeres se lanzaban pullas. Destaca por su realismo, su viveza, y un cierto distanciamiento y frialdad.
Hiponacte (siglo VI a.C.)
De origen aristocrático, conoció el exilio y las disputas políticas de su tiempo. Sus temas son paralelos a los de Arquíloco. Poseemos un cierto número de fragmentos, pero ningún poema completo. Lo fundamental en su obra es la invectiva y el ataque a sus enemigos. Crea el llamado «yambo cojo» o coliambo, que desfigura el ritmo tradicional del yambo y lo vulgariza. Su influjo ha sido grande; sus temas y vocabulario han sido seguidos por la comedia y los poetas satíricos y cínicos.
B. Poesía Elegíaca
Su lengua muestra que procede de Jonia. Destaca la influencia de la lengua y de las fórmulas de la épica en la elegía arcaica. Su metro está compuesto por una secuencia de amplia extensión de dísticos elegíacos (un hexámetro seguido de un pentámetro). Sin embargo, desde el punto de vista temático, la elegía ha mostrado un número variadísimo de temas y tonos. En la época helenística, en cambio, la elegía se consolida como un género que mezcla elementos eróticos, mitológicos y eruditos. El único poeta elegíaco del que se ha conservado una colección considerable de elegías de forma directa es Teognis. Se trata de una antología de poesía simposíaca de los siglos VI y V a.C. La temática fundamental es didáctica: las lecciones y consejos del poeta a su joven amante Cirno, en el contexto de la aristocracia y sus problemas políticos.
C. Lírica Monódica
La lírica monódica (cantada por un solista) parece provenir de la ampliación de la intervención de un solista en el canto coral. A partir de esta, se desarrollan composiciones breves, escritas en el dialecto local, de carácter aristocrático y refinado, que florecieron tempranamente en la isla de Lesbos. Los poetas eran aristócratas locales o poetas profesionales en la corte de algún tirano (como Anacreonte). El primer nombre conocido asociado a esta tradición es Terpandro. Pero sus figuras fundamentales son los poetas lesbios Alceo y Safo.
Alceo de Mitilene
Perteneciente al círculo de nobles de Mitilene, capital de Lesbos, la vida política impregna sus poemas. Celebra a su círculo aristocrático y ataca con virulencia a sus enemigos políticos. Hace uso de la tradición poética que le precede. También debemos mencionar sus himnos, en los que muestra un estilo más formal. Conservamos solo fragmentos de su obra. Influyó en Horacio y en toda la poesía occidental, a la que legó temas universales como el carpe diem.
Safo de Lesbos
Fue una aristócrata contemporánea de Alceo. Sus obras más importantes fueron compuestas en el ámbito privado de su «Casa de las servidoras de las Musas» o thiasos, una especie de círculo o escuela donde enseñaba a sus discípulas el arte de la lírica, la recitación, la danza y la composición de versos. Estas composiciones solían versar sobre el amor, tratado de forma íntima, con pasión y ternura, sin adornos, y con la inmediatez y espontaneidad de un sentimiento genuino. Escribe en su dialecto lesbio eólico autóctono, utilizado con gran sencillez y perfección, como atestiguan sus numerosos fragmentos. Utilizó metros variados, entre los que destaca la estrofa sáfica, llamada así en su honor. Su poesía fue muy admirada ya en la Antigüedad; en la época helenística y romana se la elevó a la categoría de «décima Musa». Catulo y Ovidio conocieron su poesía y la imitaron. La calidad e intensidad de su poesía amorosa siempre se han valorado enormemente por su capacidad de traspasar las fronteras del tiempo.
Anacreonte de Teos
Es el principal modelo de la monodia jonia. Poeta de corte de Polícrates de Samos y de Hipias en Atenas, con él se consolida una nueva figura social de poeta. Celebra el vino, a las heteras y a los bellos muchachos. Se conserva poco de su obra original. Sin embargo, existe una colección de poemas conocidos como las Anacreónticas, que son imitaciones de su estilo realizadas desde el siglo III a.C. hasta la época bizantina, y que fueron muy populares e imitadas posteriormente.
Por último, dentro de la lírica monódica, también conservamos una colección de escolios (skolia), canciones breves que eran recitadas o cantadas por los comensales durante los simposios.
D. Lírica Coral
La lírica coral (cantada por un coro) es otra de las grandes manifestaciones de la poesía lírica griega. En sus orígenes, algunas composiciones pudieron combinar elementos de ambas, pero la lírica coral desarrolló características propias, frecuentemente con una estructura triádica (estrofa, antistrofa, epodo). A partir de esta base, desarrolló una amplia variedad de subgéneros, entre los que podemos destacar los siguientes:
- Himno: canto de celebración o petición a una divinidad, con dos variedades destacadas: el peán y el ditirambo.
- Treno: canto funerario de duelo en honor de personas.
- Epitalamio: canto de boda.
- Epinicio: canto dedicado a celebrar la victoria en una competición atlética.
- Escolio: canto de banquete (en su modalidad coral).
Desde el punto de vista formal, observamos frecuentemente una estructura métrica triádica compuesta por una estrofa, una antistrofa (con el mismo esquema métrico que la estrofa) y un epodo como remate (con un esquema diferente). Por último, la lírica coral presenta predominantemente una variedad dialectal con un fuerte colorido dorio, independientemente del origen del poeta. A mediados del siglo V a.C., la lírica coral comienza a declinar como género independiente, siendo absorbida en parte por el drama. La obra más extensamente conservada a través de manuscritos medievales son los cuatro libros de epinicios de Píndaro. La tradición indirecta y los hallazgos en papiros egipcios permiten, en alguna medida, llenar los vacíos de la transmisión.
Alcmán de Esparta
Es el primer gran testimonio de la lírica coral. Poeta espartano del siglo VII a.C., escribió en el dialecto laconio (dorizante) de Esparta. Nos es conocido principalmente por sus partenios o cantos corales de doncellas. Su poesía ya se presentaba como un arte maduro y refinado. Mostraba la estructura triádica (estrofa, antistrofa, epodo) típica del género. Sus tonos a veces eróticos, su fino sentido de la naturaleza y de la belleza lo acercan en sensibilidad a Safo. Fue muy estudiado por los eruditos alejandrinos. Nos queda poco de su extensa obra, principalmente fragmentos.
Estesícoro de Hímera
Considerado el creador de una lírica coral de gran aliento y fuerte inspiración épica. Continuó y desarrolló la tradición de la estructura triádica, aplicándola a extensas narraciones míticas, con la secuencia estrofa-antistrofa-epodo repetida a lo largo del poema. Sus temas nos remiten a Homero, a Hesíodo o a los poemas del Ciclo Épico. Reinterpreta y a menudo modifica los mitos, introduciendo elementos nuevos en ellos, como en su famosa palinodia de Helena. Lo poco que se nos ha conservado procede de la tradición indirecta y de hallazgos papiráceos. Tras Estesícoro, podemos mencionar a figuras importantes como Íbico de Regio y Simónides de Ceos.
Píndaro de Tebas
Es el poeta de la lírica coral del que conservamos un mayor número de composiciones completas. Su género más representativo y mejor conservado es el epinicio (canto de victoria). Su temprana fama le granjeó encargos de personajes destacados y de familias de numerosos atletas vencedores en los grandes juegos panhelénicos (Olímpicos, Píticos, Nemeos e Ístmicos). La colección de epinicios que conservamos aparece ordenada según los cuatro grandes juegos en los que resultó vencedor el protagonista del canto. Estas composiciones alcanzaron la extraordinaria riqueza, elevación y complejidad que caracteriza la poesía de Píndaro. Tras él y su contemporáneo Baquílides, el género del epinicio entra en declive, en parte eclipsado por la evolución del ditirambo y el auge del drama. Los epinicios pindáricos presentan generalmente la forma triádica (estrofa, antistrofa, epodo). Como poesía de encargo, el epinicio presenta siempre referencias obligadas: el nombre del vencedor, su patria, su familia, triunfos anteriores, etc. Junto a estos elementos, el poeta despliega reflexiones morales, mitos relacionados y otros temas de su elección, que dotan al poema de un carácter más profundo y universal.