Tesoros Literarios de la Edad Media: Sociedad, Géneros y Autores Clave

Contexto Histórico y Cultural de la Edad Media

Inicio y Fin de la Edad Media

La Edad Media y su literatura: se considera que la Edad Media se inicia en el año 476, con la caída del Imperio Romano de Occidente. Su final suele marcarse con eventos como la caída de Constantinopla en manos del Imperio otomano (1453), la invención de la imprenta por Johannes Gutenberg y el descubrimiento de América (1492).

Primeras Manifestaciones Literarias en Romance Peninsular

Los primeros textos escritos en romance peninsular son las Glosas emilianenses y las Glosas silenses, un conjunto de anotaciones que pretenden aclarar el significado de algunos pasajes o palabras. En la literatura española, las jarchas, cancioncillas amorosas que pueden datarse a mediados del siglo XI, marcan un hito. La literatura medieval se extiende hasta La Celestina (1499-1502).

La Sociedad Estamental Medieval

La sociedad medieval se caracterizaba por su estructura estamental, dividida en tres estamentos principales:

  • Estado llano: A este estamento se asocian manifestaciones literarias como la lírica tradicional, los poemas épicos y los romances. Con el auge de la vida urbana, surge la burguesía.
  • El clero: La Iglesia fue la depositaria única de la cultura durante gran parte de este periodo. El Mester de Clerecía, surgido en el siglo XIII, está vinculado a las universidades españolas.
  • La nobleza: A la nobleza se vinculan géneros como la poesía cancioneril, los libros de caballerías o la novela sentimental.

Interculturalidad en la Península Ibérica

Movimientos Migratorios y Formación de Reinos

La interculturalidad fue una característica destacada, marcada por importantes movimientos migratorios. A partir del siglo III, los pueblos germánicos se desplazaron hacia el oeste y hacia el sur del continente europeo:

  • Los francos se asentaron en la actual Francia.
  • Los hérulos y los ostrogodos en la península itálica.
  • Los visigodos en la actual península ibérica.
  • Los anglos y los sajones en Gran Bretaña.

El cristianismo se consolidó como religión principal, y pueblos como los francos, los ostrogodos y los visigodos adoptaron el latín.

La Influencia Islámica y la Reconquista

Tras la muerte del profeta Mahoma (632), el islam inició su expansión, invadiendo la península ibérica. Después de la ocupación árabe, se configuraron pequeños reinos y condados cristianos en el norte. Este proceso dio lugar a la Reconquista, que culminaría con la toma de Granada por los Reyes Católicos en 1492.

La Edad Media Peninsular: Un Crisol de Culturas y Lenguas

Pluralidad Lingüística

La Edad Media peninsular se caracterizó por una notable pluralidad lingüística. Convivieron diversos romances peninsulares:

  • El gallego-portugués
  • El asturleonés
  • El castellano
  • El navarroaragonés
  • El catalán

También existía el mozárabe, hablado por los cristianos de al-Ándalus, y lenguas no románicas como el vasco y el árabe.

Coexistencia y Conflictos Culturales

Hubo una coexistencia de las culturas cristiana, judía y musulmana, aunque no exenta de tensiones. Las luchas fronterizas y los frecuentes pogromos contra la población judía desembocaron en el establecimiento de la Inquisición en 1478 y la expulsión de la población hispanojudía en 1492.

La Mentalidad Medieval y su Reflejo en la Literatura

La cosmovisión medieval está marcada por el teocentrismo, es decir, la centralidad de la religión en todos los aspectos de la vida. Gran parte del arte y de la cultura de la época llevarán la impronta del cristianismo.

Rasgos Generales de la Literatura Medieval

  • Oralidad: Algunas de las manifestaciones literarias más significativas de la Edad Media fueron concebidas para ser difundidas oralmente.
  • Anonimia: La oralidad va asociada, a menudo, con la anonimia; muchas obras no tienen un autor conocido.
  • Didactismo: Hasta el siglo XV, la mayor parte de la literatura medieval pretende transmitir valores o conocimientos al receptor, con una clara intención moralizante o educativa.
  • Predominio del verso: Las obras literarias medievales no se destinaban habitualmente a la lectura individual, sino al canto o a la recitación pública, lo que favoreció el uso del verso.

La Lírica Popular Medieval

La lírica popular medieval presenta un sustrato folclórico común en diversas culturas europeas y constituye la llamada canción de mujer.

La canción de mujer es la principal manifestación de la lírica popular durante la Edad Media en Europa occidental. Se trata de poemas líricos anónimos, cantados por el pueblo, que se transmitían oralmente. Su temática principal es amorosa y el yo poético suele ser una joven enamorada. Estas composiciones se recogieron por escrito tardíamente.

La Lírica Popular en la Península Ibérica

Las Jarchas

El primer vestigio conocido de la poesía lírica en lengua romance son las jarchas, cancioncillas compuestas en mozárabe. El tema de las jarchas consiste en una queja amorosa en voz femenina, dirigida a un confidente (madre, hermanas) para expresar su sufrimiento por la ausencia o el desdén del amado (habib).

Las Cantigas de Amigo

Las cantigas de amigo constituyen el género característico de la lírica galaicoportuguesa de tipo popular. En ellas, también una mujer expresa sus sentimientos amorosos. Destaca la presencia de elementos de la naturaleza (el mar, las fuentes, los árboles) que actúan como confidentes o marco de los encuentros amorosos. Su estructura se basa en la sucesión de estrofas rematadas por un estribillo, el paralelismo y el llamado leixa-pren o encadenamiento.

Los Villancicos

Las composiciones características de la lírica tradicional castellana reciben el nombre de villancicos. Aunque predominantemente son poemas de tema amoroso, existen también villancicos de trabajo, de fiesta, infantiles, humorísticos, etc. En los villancicos amorosos son frecuentes elementos o situaciones cargados de connotaciones eróticas y aparecen motivos recurrentes (la niña en la fonte, el ciervo herido, la malmaridada).

La Lírica Culta Medieval

La primera manifestación en lengua romance de la lírica culta es la poesía provenzal, cultivada por los trovadores del sur de Francia en los siglos XII y XIII.

Los trovadores eran profesionales que actuaban en las cortes, bajo el mecenazgo de nobles o de reyes. Componían tanto el texto como la música de sus composiciones. Cultivaron distintos subgéneros líricos, como la cansó (canción amorosa), el sirventés (poema de ataque personal, moral o político) o el planh (lamento fúnebre).

En la cansó se desarrolla una doctrina o concepción del amor conocida como amor cortés. Este concepto implica la proyección de los códigos del vasallaje feudal a la relación amorosa: sumisión a la dama (midons, “mi señor”), a la que se debe servir guardándole obediencia y fidelidad. En la relación entre el yo poético y su amada se interpone siempre un obstáculo (el marido, los murmuradores o lauzengiers). Se trata, a menudo, de un amor imposible, prohibido o secreto, por lo que el enamorado oculta el nombre de su amada bajo una senhal (seudónimo).

La Lírica Culta Peninsular

Lírica Culta Catalana

A comienzos del siglo XV surgen poetas que escriben ya en catalán, como el valenciano Ausiàs March, una de las figuras más importantes de la lírica medieval europea.

Lírica Culta Galaico-Portuguesa

En el oeste y noroeste peninsular, la lírica culta se componía en gallegoportugués. Se cultivaron las cantigas de amor (el poeta se lamenta por el desdén de su dama, siguiendo los tópicos del amor cortés), y las cantigas de escarnio y maldecir, que se relacionan con el sirventés trovadoresco y critican vicios o personajes de la época.

Poesía Cancioneril Castellana

La poesía de cancionero es la manifestación de la lírica culta en Castilla durante el siglo XV. El decir es un poema extenso, concebido para ser leído, que sirve, en general, como cauce para reflexiones morales, políticas o filosóficas sobre cuestiones diversas: el paso del tiempo, la variabilidad de la fortuna, la muerte, etc. En algunos decires se hace evidente la influencia de la poesía italiana del siglo XIV, especialmente de la Divina Comedia de Dante.

La Poesía Cancioneril: Colecciones y Características

Los textos poéticos castellanos del siglo XV se recopilaron y difundieron en colecciones colectivas denominadas cancioneros. Algunos de los más importantes son:

  • Cancionero de Baena (compilado hacia 1430): Reúne obras de poetas de la corte de Juan II de Castilla (1405-1454).
  • Cancionero de Stúñiga (compilado entre 1460-1463): Recoge la producción poética de la corte de Alfonso V de Aragón (1396-1458) en Nápoles.
  • Cancionero General (Hernando del Castillo, 1511) y Cancionero Musical de Palacio (recopilado entre 1505-1520).

La canción es una composición breve, destinada al canto y de temática amorosa, dentro de las convenciones del amor cortés. Se caracteriza por:

  • El uso de un léxico característico, pleno de connotaciones eróticas sutiles.
  • El carácter paradójico y contradictorio del sentimiento amoroso: una pasión ennoblecedora y, a la vez, una fuente de sufrimiento.
  • La “religión del amor”: el amante adora a la dama como si fuera una divinidad. La llamada hipérbole sacroprofana consiste en aplicar el lenguaje religioso a la experiencia amorosa.

Grandes Poetas Cancioneriles Castellanos del Siglo XV

El Marqués de Santillana

Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana (1398-1458), fue un noble influyente y un poeta fundamental en la renovación de la poesía castellana. Introdujo estructuras métricas y motivos de la poesía del Trecento italiano. Cultivó diversos subgéneros poéticos:

  • Canciones: Siguiendo el modelo del amor cortés.
  • Decires: Como El infierno de los enamorados, donde, a imitación de la Divina Comedia de Dante, el yo poético, perdido en una montaña, es asaltado por un puerco salvaje (símbolo de la lujuria) y guiado a través del infierno de los amantes. Se mencionan personajes mitológicos como Orfeo y Eurídice, o Dido y Eneas.
  • Serranillas: Breves poemas que narran el encuentro del poeta con una pastora o serrana.
  • Sonetos: Sus Sonetos fechos al itálico modo representan la primera tentativa de aclimatación del soneto en lengua castellana.

Juan de Mena

La obra más destacada del poeta cordobés Juan de Mena (1411-1456) es el Laberinto de Fortuna. Este extenso poema, conocido también como Las trescientas (por el número aproximado de sus estrofas), se presenta como una reflexión sobre la variabilidad de la Fortuna y su relación con la Providencia divina. Sin embargo, se convierte también en una obra política que exalta la figura del rey Juan II de Castilla y de su valido, el condestable Álvaro de Luna.

Consta de trescientas coplas de arte mayor, formadas por ocho versos dodecasílabos con rima consonante (12A 12B 12B 12A 12A 12C 12C 12A). Se caracteriza por el uso frecuente del hipérbaton y la incorporación de constantes latinismos, buscando un estilo elevado y culto.

Jorge Manrique y las Coplas a la Muerte de su Padre

La obra cumbre de Jorge Manrique (c. 1440-1479) es las Coplas a la muerte de su padre. Constituye un planto (lamento fúnebre) dedicado a don Rodrigo Manrique, padre del autor y maestre de la Orden de Santiago. La elegía funeral ya había sido cultivada previamente por los trovadores provenzales.

Métrica de las Coplas

La obra está compuesta por cuarenta coplas manriqueñas o de pie quebrado. Cada una consta de dos sextillas, con versos octosílabos y tetrasílabos que riman en consonante, según el esquema: 8a 8b 4c 8a 8b 4c.

Estructura y Temas

Las Coplas siguen una progresión temática que va de lo general a lo particular:

  1. Reflexión sobre la fugacidad de la vida y la vanidad de las cosas mundanas (tópico del ubi sunt? – ¿dónde están?).
  2. Ejemplificación de esta fugacidad con personajes históricos y contemporáneos.
  3. Elogio de la figura de don Rodrigo Manrique, presentándolo como modelo de caballero cristiano.
  4. Diálogo entre la Muerte y don Rodrigo, donde este acepta serenamente su destino.

Jorge Manrique construye su obra sirviéndose de temas, tópicos y recursos de la tradición literaria anterior (la Biblia, la literatura clásica, la poesía cancioneril). Sin embargo, la obra posee una originalidad y autenticidad que justifican el lugar destacado que ocupa en la literatura en castellano, gracias a su tono sereno, su lenguaje depurado y la profundidad de sus reflexiones.