Oposición al Franquismo y Transición Española: Claves y Protagonistas

La Oposición a la Dictadura Franquista: Grupos y Evolución (1939-1975)

La represión contra movimientos democráticos, izquierdistas, republicanos y nacionalistas fue una constante durante la dictadura. A pesar de ello, la actividad clandestina del PCE, PSOE y CNT nunca cesó.

Inicialmente, la oposición provino también de sectores como la nobleza y la alta burguesía. En 1943, tenientes generales reclamaron la restauración de la monarquía, y Juan de Borbón publicó el Manifiesto de Lausana, instando a Franco a restablecer la monarquía en su persona.

El Maquis

El maquis estaba compuesto por:

  • Pequeños grupos de luchadores que buscaban continuar la guerra.
  • Exiliados que habían luchado contra los alemanes.

En los años 50, la oposición experimentó cambios, como la renuncia a la práctica violenta, la transformación social y generacional de sus miembros, y un aumento de la actividad opositora en las universidades.

El “Contubernio de Múnich”

En 1962, miembros de partidos en el exilio y representantes de la oposición interna moderada unieron fuerzas en el Congreso del Movimiento Europeo de Múnich. El régimen franquista lo denominó el “Contubernio de Múnich”.

A finales de los 60, parte de la jerarquía eclesiástica se distanció del franquismo, denunciando la situación de los trabajadores y apoyando a los desfavorecidos. En 1971, la Conferencia Episcopal aprobó una declaración rechazando la división entre vencedores y vencidos.

Se creó una oposición organizada en torno a la UMD (Unión Militar Democrática), formada por jóvenes oficiales influidos por la Revolución de los Claveles.

Oposición Nacionalista

En la oposición de los nacionalistas se distinguen dos tendencias en el País Vasco: ETA (más radical) y la moderada del PNV. También surgieron otros grupos como el FRAP y el GRAPO.

El PCE y el PSOE se consolidaron como los dos partidos más importantes, creando la Junta Democrática.

La Crisis Final del Franquismo (1969-1975)

La etapa final del franquismo (1969-1975) se caracterizó por un deterioro del régimen, paralelo al declive físico de Franco. En 1969, Franco designó al príncipe Juan Carlos de Borbón como su sucesor en la Jefatura del Estado.

La corrupción, como el caso Matesa, se hizo evidente. Se formó un gobierno monocolor con Carrero Blanco como vicepresidente y 11 ministros del Opus Dei, con el objetivo de mantener la unidad de las fuerzas franquistas e impedir el crecimiento de la oposición.

En julio de 1973, Franco renunció a sus funciones de Presidente de Gobierno en favor de Carrero Blanco, quien fue asesinado el 20 de diciembre en un atentado de ETA. Arias Navarro fue elegido presidente del gobierno, y los partidarios del régimen se dividieron entre aperturistas y el Búnker (inmovilistas).

La aprobación de la pena de muerte para delitos terroristas, como en 1975 con la ejecución de dos terroristas, provocó una crisis internacional. Aprovechando la agonía de Franco, Marruecos realizó la Marcha Verde.

El 20 de noviembre de 1975, Franco murió, poniendo fin a una dictadura personal y dejando al país con una gran crisis económica y con Juan Carlos de Borbón como nuevo jefe del estado.

La Transición Española (1975-1982): De la Dictadura a la Democracia

La transición comenzó con la muerte de Franco y la proclamación de Juan Carlos I como rey, finalizando en 1982 con la victoria del PSOE. Se plantearon tres alternativas políticas:

  • La continuidad del régimen franquista (defendida por el Búnker).
  • La reforma política a partir de las leyes e instituciones del franquismo.
  • La ruptura democrática, acabando con el régimen.

El rey jugó un papel crucial en la Transición. El 22 de noviembre asumió la jefatura del Estado y mantuvo a Carlos Arias Navarro como presidente del gobierno, quien formó un gabinete con ministros inmovilistas y reformistas como Fraga. Los enfrentamientos internos llevaron a la dimisión de Arias Navarro.

El rey nombró a Adolfo Suárez, quien formó un gobierno con miembros progresistas. Su primera medida fue conceder la amnistía a 400 presos políticos, lo que provocó la dimisión del vicepresidente. Se aprobó la Ley de Reforma Política, que pretendía eliminar el franquismo y avanzar hacia la democracia.

Esta ley obligaba al gobierno a convocar elecciones generales, pero antes era necesario legalizar los partidos políticos. En 1977, se publicó un decreto de ley que regulaba el derecho de asociación política, legalizando a todos los partidos excepto inicialmente al PCE, debido a su postura sobre la monarquía.

El camino hacia las elecciones estuvo marcado por el terrorismo tanto de extrema derecha como de ETA y GRAPO.

Las Elecciones Generales de 1977

El 15 de junio de 1977 se celebraron las elecciones generales. Los principales partidos fueron:

  • UCD (Adolfo Suárez)
  • PSOE (Felipe González)
  • CIU (Jordi Pujol)
  • FN (Blas Piñar)
  • AP (Manuel Fraga)

UCD ganó las elecciones y Adolfo Suárez fue nombrado presidente del gobierno. El PSOE se convirtió en la principal fuerza política de la oposición. Se restauró la Generalitat en Cataluña, con Tarradellas como presidente, y se aprobó un régimen preautonómico para el País Vasco, aunque no se logró acabar con ETA.

Entre 1977 y 1978, el gobierno creó 13 preautonomías, generando descontento en el ejército. Para desactivar la extrema derecha militar, se creó el Ministerio de Defensa.

La Constitución de 1978 y el Estado de las Autonomías

Las Cortes elaboraron una nueva Constitución con representantes de UCD, PSOE, la minoría catalana, AP y el PCE. Fue aprobada por ambas cámaras y sometida a referéndum el 6 de diciembre de 1978, con un 88% de votos afirmativos.

La Constitución de 1978 establece:

  • La soberanía nacional.
  • La monarquía parlamentaria como forma de Estado y mando supremo de las Fuerzas Armadas.
  • La división de poderes: legislativo (Cortes bicamerales), ejecutivo (Presidente) y judicial (jueces y magistrados).
  • Una amplia declaración de derechos y libertades para el desarrollo del Estado del Bienestar.
  • España se declara Estado no confesional.
  • Igualdad ante la ley sin diferencias por sexo, raza…
  • Una descentralización del Estado: España se organiza en municipios, provincias y comunidades autónomas.

Entre 1979 y 1983 se constituyeron las 17 comunidades autónomas y las dos ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, cada una con su propia asamblea y gobierno.