Arte Romano

ARQUITECTURA Y CIUDAD.

Durante el siglo II a.C., Roma entra en Grecia, conquista y se adueña del mundo antiguo. Tres vínculos poderosos unifican su gran empresa cultural: una lengua común, el latín; una normativa jurídica para todos sus ciudadanos, el derecho romano; y una arquitectura universal al servicio del Estado. Veinte vías partían radialmente de la aurea columna miliaria, punto kilométrico 0 situado en el foro de Roma, en dirección a las fronteras, zigzagueando montañas, perforando túneles, elevándose sobre ciénagas y vadeando ríos con puentes tan extraordinarios como el de Alcántara, en Cáceres.

LAS CIUDADES. Se trazaron sobre un plano geométrico. El siguiente paso era delimitar las dos calles mayores: el cardo que se cruzaba en ángulo recto con el decumanus, formado en su intersección un espacio público que era el foro. Estas vías principales se hacían coincidir con las cuatro puertas que se abrían en la muralla, orientadas hacia los puntos cardinales. Luego se cortaban longitudinal y transversalmente los cuadrantes interiores por arterias secundarias, dando origen a manzanas regulares destinadas a viviendas. El diseño urbano se convertía en un damero que se proyectaba en el subsuelo a través de un sistema de cloacas con el fin de canalizar las aguas residuales hasta verterlas en los campos o en los ríos cercanos. En las afueras se situaron las necrópolis con una rica tipología de tumbas, entre las que sobresale el columbario, con nichos para depositar las cenizas. Ingenieros, urbanistas y arquitectos utilizaron nuevos materiales como el hormigón que les permitía levantar muros gruesos y voltear arcos, bóvedas y cúpulas. La ligereza, resistencia y bajo coste del ladrillo lo convirtió en el material idóneo para los paramentos, que en los edificios emblemáticos se revestía con placas de mármol. Descubrieron el ábside como eje de simetría horizontal y de la cúpula como eje de simetría vertical, la articulación definitiva de la fachada mediante superposición de órdenes en altura, empleando el dórico en la planta seguidos de pisos superiores por el jónico, corintio y un módulo específicamente romano.

El foro es una espaciosa plaza rectangular abierta en el corazón del tejido urbano, donde se manifiesta el poder político, comercial y religioso. Los edificios que representaban estas tendencias eran la curia, la basílica y el templo. A la entrada y en el centro latía el protagonismo glorioso de sus habitantes, visible en arcos triunfales y columnas honorificas. La estatua del emperador presidia el lugar y en los soportales se establecían tiendas.

La curia es el lugar de reunión del Senado y en sus aledaños se alzaban las tribunas publicas desde donde los oradores dirigían sus mítines al pueblo.

La basílica servía de bolsa de comercio y tribunal de justicia, era un rectángulo dividido en tres naves interiores por hileras de columnas, la cabecera se remataba por un ábside y enfrente se abría la puerta de acceso.

El templo romano derivo del griego, pero presentaba características propias como la elevación sobre un podio con escalinatas y la invasión del espacio sacro por la cella, hasta el punto de embutir en sus muros las columnas perimetrales.

El circo Máximo tenía capacidad para 250.000 espectadores y abría sus puertas 240 días al año. El diseño estaba copiado de los hipódromos griegos y constaba de una pista rectangular con los extremos redondeados para facilitar el giro de las cuadrigas que tenían que dar en cada concurso siete vueltas alrededor de una espina de 217m decorada con estatuas, fuentes y obeliscos. Cuatro empresas se disputaban los premios en metálico: las facciones blanca, verde, azul y roja, que tenían invertidos grandes capitales en sueldos de aurigas, talleres de reparación de carros, caballos, establos, mozos de cuadra, manutención, entrenamiento y translado de los hombres y bestias para cumplir los contratos firmados en provincias.

El teatro se levantó a ras del suelo. El teatro de Marcelo tenía un aforo de 20.000 personas y su tipología fue imitada en todas partes. Los conciertos musicales y recitales poéticos se celebraban en el odeón con proporciones reducidas para mejorar la acústica. Estaba formado por un escenario elevado sobre un podio, por detrás se alzaba un telón fijo articulado por columnas en piso y decorado por estatuas, debajo estaba la orquesta para los músicos y a su alrededor las butacas de las autoridades. En público se sentaba en las gradas semicirculares que estaban distribuidas en ima, media y summa cavea a medida que iba ascendiendo.

En el anfiteatro se organizaban espectáculos crueles que se dividían en tres sesiones. Por la mañana se hacia la cacería de animales y el enfrentamiento entre las fieras salvajes; a mediodía las ejecuciones capitales de los condenados a bestias; por la tarde era el plato fuerte, los combates de gladiadores. En algunas ocasiones se organizaban batallas navales tras impermeabilizar el suelo y convertirlo en un estanque. El anfiteatro Flavio es el monumento más grandioso de la roma imperial. En la fachada exterior se escalonan los cuatro órdenes clásicos de la arquitectura greco-romana, bajo las gradas corre un elaborado sistema de pasillos abovedados que posibilita al público acceder y desalojar fácilmente la localidad, y en la arena se hunde un foso subterráneo con jaulas de fieras, enfermería y depósito de cadáveres, que se techa con tablazón de madera.

Las termas era el pasatiempo cotidiano, los romanos las frecuentaban por razones de higiene corporal, como mantenimiento de la salud física y cultivo de las relaciones sociales. Estas insertaban las salas de baño en el interior de un amplio espacio dotado de jardines, gimnasios, pistas de atletismos y biblioteca. El núcleo del balneario lo constituye la piscina que al llenarse con agua a temperatura ambiente, esta fría y se denomina frigidarium. En los flancos se distribuyen los vestuarios y a las salas climatizadas por la calefacción: el tepidarium y el caldarium tenían bañeras de agua templada y caliente, acondicionadas por una red hidráulica de tuberías subterráneas que pasaban por hornos de leña. Depiladores, perfumistas y masajistas atendían a los clientes después de tomar el baño.



LAS VIVIENDAS DOMESTICAS. La plebe y la clase media viven en régimen de alquiler. Los inquilinos se hacinan en bloques comunitarios de pisos de cuatro o cinco plantas. Las ordenanzas municipales establecieron el límite permitido en 24 metros. La madera predomina como material de construcción, acarreando graves riesgos de incendio y frecuentes amenazas de ruinas. Varias casas de vecinos, con tiendas en el bajo y apartamentos en los niveles altos; las pequeñas habitaciones de estas se distribuyen a lo largo de un pasillo, carecen de agua, y la cocina y las letrinas son comunitarias. Las comodidades abundan en la domus, la lujosa y amplia mansión unifamiliar de los patricios, pavimentada de mosaicos y con decoración pictórica sobre las paredes. El desarrollo interno de la vivienda es el resultado de añadir a la casa tradicional, con atrium y tablium, un segundo patio porticado al fondo, es el peristilo griego.

EL RETRATO Y EL RELIEVE CONMEMORATIVO.

EL RETRATO. Polibio describe en los años centrales del siglo II a.C. el interés de las grandes familias patricias por conservar el rostro de sus antepasados en una mascarilla de cera que se obtenía directamente del cadáver poco después de morir. La conducción del cadáver hasta el foro iba precedida por parientes que se tapaban la cara con la mascarilla del difunto y con las de todos sus antepasados. Dos siglos después, Plinio el Viejo constata los mismos hábitos en las viviendas y en los funerales romanos. También se había puesto de moda perpetuar estas mascarillas en vaciados de bronce y copias de mármol. Niños, jóvenes, hombres, mujeres y ancianos fueron captados con escrupulosa veracidad. Surgen así de los talleres semblantes tersos y rostros severos, desdentados, surcados de arrugas y accidentados con verrugas y cicatrices que denotan las huellas del tiempo.

AUGUSTO ARENGANDO A SUS TROPAS. ES UNA COPIA EN MARMOL DE 204 CM. EN EL CENTRO DE SU ESCUDO SE ENCUENTRA EL DIOS ROMANO DE LA GUERRA, MARTE, ACOMPAÑADO DE LA LOBA CAPITOLINA, QUE ESTA RECIBIENDO DEL LEGADO PARTO LAS AGUILAS IMPERIALES ARREBATADAS EN EL CAMPO DE BATALLA A LAS LEGIONES DE CRASO Y ANTONIO. EN LOS FLANCOS APARECEN SENTADAS LAS PERSONIFICACIONES FEMENINAS DE HISPANIA CON SU ARMA NACIONAL RENDIDA, EL GLADIUS, Y DE LA GALIA CON SU TROMPETA E INSIGNIAS, LLORANDO LA PERDIDA DE SU INDEPENDENCIA Y SU INCLUSION BAJO LA DOMINACION ROMANA. ARRIVA LA AURORA GUIA LA CUADRIGA DEL SOL, PRECEDIDA DEL LUCERO DEL ALBA Y DEL ROCIO, BAJO LA BOVEDA DEL CIELO. EN LA ZONA INFERIOR, APOLO SOBRE UN GRIFO, DIANA SOBRE UN CIERVO Y LA TIERRA CON LA CORNUCOPIA DE LA ABUNDANCIA, EN CLARA ALEGORIA A LA PROSPERIDAD DE LA PAZ AUGUSTEA.



En el año 27 a.C., el régimen republicano deja paso al imperio de augusto. El nuevo rumbo político se manifiesta también en el arte del retrato. Las estatuas-retrato en las que el emperador aparece como jefe militar, sumo sacerdote, ciudadano togado o héroe mitológico. En el futuro, para ganar tiempo y ahorrar dinero, se conservara el cuerpo y se irán montando y desmontando las cabezas de los emperadores, según vayan ocupando el poder. El naturalismo republicano solo permanece ya entre la burguesía media de libertos. Se produjeron otras novedades iconográficas y técnicas, observables en el atuendo, la moda en el peinado femenino, el uso de la barba en los hombres, el claroscuro entre la tersura de la piel y la cabellera crespada, o la incisión de la pupila y el iris sustituyendo al globo ocular liso. Los cambios más acusados se dieron en los retratos de medio cuerpo, en los que el busto va creciendo al compás de los siglos. De los múltiples retratos ecuestres que se alzaron en las calles y plazas de Roma, ocupa un lugar de honor el del emperador Marco Aurelio, en el Capitolio, fundido en bronce el año 166, cuya hechura inspirara las estatuas de los condotieros a caballo renacentista.

EL RELIEVE CONMEMORATIVO.

Roma dio la bienvenida a sus emperadores victoriosos con altares propiciatorios, arcos triunfales y columnas honorificas decorados con relieves históricos. El altar más celebre fue el Ara Pacis de Augusto. Era de mármol de carrara, media 11x10x4’60 fue iniciado en el año 13 e inaugurado el 9 a.C. el propio emperador escribe en su autobiografía los motivos que impulsaron la consagración. Al momento se accede por dos puertas: la interior con unas escaleras para el oficiante; y la posterior para las víctimas. Su importancia artística reside en los relieves que decoran las paredes. Dentro, un friso con bucráneos y guirnaldas encapsulando el ara; y fuera un zócalo con roleos de acanto, cuatro alegorías flanqueando las entradas, y dos frisos con la procesión cívica que acude al sacrificio anual. Todos los relieves fueron labrados por artistas griegos, que acuden a la tradición helenística para expresar los motivos ornamentales y los asuntos alegóricos; se adaptan al orden severo y a la jerarquía romana en el cortejo procesional, que en nada se parece ya al indisciplinado tropel de atenienses que gesticulan en el Partenón durante la fiesta de las Panateneas. La forma habitual de recibir al cesar y a las legiones fue levantar un arco a la entrada del foro, bajo el que pasaban los héroes de la romanización camino del Senado mientras el pueblo les vitoreaba. Relieves históricos los dedicados a Tito, Septimio Severo y Constantino. El arco de Tito es de un solo vano y en el interior se desarrollan dos escenas relacionadas con el aplastamiento de la revuelta palestina en Judea: Roma conduciendo la cuadriga del emperador, mientras la Victoria lo corona de laurel; y el desfile clamoroso de las tropas, que llevan a hombros los despojos del Templo de Jerusalén, obtenidos como botín de guerra: el candelabro de los siete brazos, el altar de los panes de la consagración y las trompetas de plata con las que los hebreos llamaban a la lucha. El carácter pictórico e ilusionista de estos relieves se observa también en los que decoran el Arco de Septimio Severo, alusivos al sometimiento de los pueblos partos, árabes y mesopotámicos. El arco de Constantino estaba formado por tres vanos, al tener empotradas lastras y medallones pertenecientes a otrosmonumentos de los siglos I y II, junto a los frisos que se labraron expresamente para esta ocasión; celebra su victoria sobre Majencio en el Puente Milvio y los diez años triunfales de su reinado. La columna honorifica de Trajano estaba encintada en espiral, exhibiendo un ciclo narrativo continuo. Esta columna fue diseñada por el constructor de puentes Apolodoro de Damasco. Consta de 155 escenas con 2500 figuras y, al erguirse entre las bibliotecas griega y latina del foro de trajano parecía un libro mas, aunque estaba grabado en mármol.